Regnum Christi Chile

Hno. Andrés Poblete: “En II medio me incorporé al Regnum Christi y sigo hasta hoy conociendo y enamorándome cada vez más de Jesús”

El 28 de julio se ordenará diácono en la capilla del colegio Cumbres, del que egresó en 2009, y donde fue llamado por primera y única vez al sacerdocio durante una charla que dio el P. Álvaro Corcuera L.C. “Sentí una voz muy clara y suave dentro de mí que me dijo: Andrés yo quiero que seas mi sacerdote legionario y que lleves a muchos la alegría y plenitud de mi amor, como lo ves en este sacerdote”, comenta.

El hermano Andrés Poblete ha estado familiarizado con el Regnum Christi desde pequeño. Cursó toda su enseñanza escolar en el colegio Cumbres y su mamá es miembro del RC desde antes que naciera. “Desde que tengo memoria me acuerdo de ella yendo a sus encuentros de equipo y hablándome de sus actividades en la sección de señoras”, afirma. Es el segundo de los seis hijos del matrimonio conformado por José Pablo Poblete y María Luisa Madrid. “En segundo medio me incorporé al Regnum Christi y sigo hasta hoy conociendo y enamorándome cada vez más de Jesús”, afirma. Su hermano mayor, José Pablo, acaba de ser ordenado sacerdote Legionario de Cristo.

¿Cuándo te planteaste la vocación sacerdotal? ¿Qué edad tenías?
La verdad es que hasta los 15 años nunca pensé, ni me planteé la posibilidad de una vocación sacerdotal. Cuando chico quería ser doctor y más adelante quería estudiar ingeniería comercial.

Es verdad que participaba en todas las actividades del ECYD, iba a misa los domingos, intentaba comulgar diariamente en el colegio, pero nunca pensé en la idea del sacerdocio para mí. Todo cambió el lunes 15 de mayo de 2006 cerca de las 20 horas. Ese día fui a una charla para jóvenes que dio el entonces director general de los legionarios y del Regnum Christi, el P. Álvaro Corcuera L.C, en el Cumbres. No me acuerdo de lo que dijo. Nunca lo había visto antes, pero me llamó en seguida la atención su alegría auténtica y cómo saludaba atentamente a cada persona que encontraba con una sonrisa. Transmitía mucha paz y plenitud. En ella sentí por primera y única vez una voz muy clara y suave dentro de mí que me dijo: “Andrés yo quiero que seas mi sacerdote legionario y que lleves a muchos la alegría y plenitud de mi amor, como lo ves en este sacerdote (el P. Álvaro)”. Recuerdo que mi corazón quería explotar de alegría y hasta se me puso la piel de gallina. Miré a mi alrededor y todo seguía igual, pero yo sabía que Jesús me había hablado.

Desde ese día cambió mi vida y supe que Jesús me quería como sacerdote. Nunca más he tenido una experiencia tan clara de Dios hablando en mi vida, creo que esa experiencia fue suficiente para saber lo que Dios quería de mí.

¿influyó en tu caso el ejemplo de tu hermano José Pablo?
Influyó en mí ver que Jesús todavía hoy llama a muchos jóvenes a seguirle como sacerdote y de que no es algo raro el hecho de sentir que Jesús te llama. Cada llamado de Dios es muy personal y en ese sentido el ejemplo de mi hermano influyó hasta cierto punto porque fue en primer lugar Dios quien me llamó a seguirle más de cerca como sacerdote.

Te vas a ordenar diácono en julio y en un año más sacerdote ¿Qué rol, desde tu propia experiencia, tienen los papás en las vocaciones o proceso de discernimiento de sus hijos?
Recibí la fe y aprendí a conocer y rezar a Dios gracias al ejemplo de mis papás. Obviamente después en el colegio Cumbres, en el ECYD y el Regnum Christi seguí creciendo en la fe, pero la primera semilla de fe fue sembrada en mi familia por mis papás. Por lo tanto, el rol de los papás en cualquier vocación está en transmitir la fe a los hijos y ayudar a poner los elementos para que esta semilla crezca y dé todos los frutos que Dios ha pensado en la vocación que Él irá mostrando. Yo agradezco todo el apoyo, apertura y amor que he sentido de parte de mis papás en este camino. Podría resumir así el rol de los papás en la vocación.

¿Fue muy difícil hacer tu discernimiento, cómo lo tomaron por ejemplo tus amigos?
Desde que sentí que Dios me llamaba a ser su sacerdote me lo guardé sólo para mí por dos años por dos razones. Primero porque tuve cierto miedo de que si compartía esa experiencia personal que tuve con Jesús, tal vez no iba a ser entendida ni aceptada por todos. En segundo lugar, justo cinco meses después de sentir ese llamado, mi hermano mayor sacó a la luz de que Dios le llamaba a ser sacerdote, lo que trajo muchos cambios en la familia y pensé que era mejor no decir nada hasta que él partiera al seminario.

Cuando lo comenté a mi familia y amigos me dio mucha paz, ya que podía por fin decir y vivir abiertamente lo que llenaba mi corazón de alegría desde hacía dos años. Se me cayeron muchos miedos falsos que tenía de cómo se lo iban a tomar. Mi familia me apoyó totalmente, aunque con cierto sacrificio, ya que sabían lo difícil que fue que mi hermano se fuera de la casa y del país, al terminar el colegio, y ahora yo lo haría.

Mis amigos estaban muy contentos de tener un amigo que sería un futuro sacerdote. Me impresionó el cariño y apoyo de mucha gente.

¿Cómo ha sido formarte y vivir este proceso junto con tu hermano?
El tener un hermano en la familia que comparte tu misma vocación al sacerdocio es un gran regalo de Dios. Para mí sigue siendo el mismo hermano de siempre y nos llevamos muy bien. Sólo tenemos un año y dos meses de diferencia por lo que somos muy cercanos. Hemos coincidido viviendo juntos un poco más de cuatro años en este tiempo de formación en el seminario. Cuando estamos juntos compartimos experiencias espirituales, cosas que nos cuestan, chistes, salimos a tomar un helado, nos damos consejos, compartimos apuntes, hacemos deportes y vemos alguna película, etc. El contar con mi hermano Pablo en la legión y, todo lo que hemos compartido, han sido de los mejores momentos en mi formación.

¿Qué ha significado para ti el Regnum Christi?
El Regnum Christi ha sido una verdadera segunda familia en donde he conocido y experimentado, junto a otros jóvenes, a un Dios vivo que me ama personalmente y que quiere ser mi amigo. Este amigo tiene un nombre, es Jesús, y través del Regnum Christi ha cautivado mi corazón y me sale naturalmente el querer transmitirlo a otros para que muchos puedan conocer a Jesús y tener esa plenitud que he encontrado.

¿Qué le dirías a un joven que está pensando en una vocación de vida consagrada?
Le diría que Dios es el primer interesado en que seamos felices y tengamos una vida plena y que Él tiene un plan para que cada uno pueda llegar a esa plenitud. Ya sabiendo eso, le diría que le pregunte a Dios, en la oración, si su camino es en una vocación consagrada o en otro camino. Ayuda mucho en esto tener un director espiritual o hablarlo con alguien más experimentado para traer más luz al discernimiento. Un buen indicador de saber cuál es el plan de Dios es ver en dónde de verdad somos plenamente felices. Eso tampoco quita que el plan de Dios esté libre de cruces y de sacrificios. Cuando uno realiza el plan de Dios, a pesar de las dificultades, te da sentido a tu vida y te hace levantarte cada día con el corazón lleno. Lo he visto en tantos matrimonios, en personas consagradas, en sacerdotes y en mi experiencia personal.

Su camino al sacerdocio

Andrés realizó los dos años noviciado en Sao Paulo, Brasil. Luego estudió dos años y medio humanidades en Cheshire, EE.UU,  y tres años de filosofía en Roma. Después realizó sus prácticas apostólicas en Bad Münstereifel, Alemania, como formador de alumnos entre 7mo y 1ero medio de la escuela apostólica. Finalmente regresó a Roma a estudiar otros tres años de teología, los que acaba de finalizar y que corresponde a la última etapa de formación hacia el sacerdocio.

A inicios de julio viajará a Chile para ordenarse diácono. “Si Dios quiere seré ordenado sacerdote el 29 de abril de 2023 en Roma\”.

¿Cómo te estás preparando para tu próxima ordenación?
En Semana Santa tuve la gracia de poder hacer ocho días de Ejercicios Espirituales, que es un tiempo de retiro y de preparación espiritual que hacemos los hermanos que seremos ordenados diáconos este año. También estoy aprovechando y disfrutando mis últimas semanas de vida de seminario, buscando aprovechar y agradecer el presente. Ahora estoy estudiando para mis exámenes finales, así que por lo menos el estar metido en los libros me hace distraerme un poco y no pensar sólo en la ordenación, porque no puedo negar que estoy muy emocionado, feliz y algo nervioso de estar a casi dos meses de mi ordenación diaconal.

¿Qué significa para ti ser ordenado diácono?
Significa en primer lugar un llamado de Dios a crecer en intimidad con Él, en especial por estar tan cerca del altar y de que ahora, que podré predicar en la Misa, sea Su mensaje y palabras las que transmita. En segundo lugar, un llamado a servir a todos los que Dios coloque en mi vida. Un servicio que se traduce en escuchar, acoger, ayudar, entender, perdonar y rezar por el otro.

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