Niños, jóvenes y adultos, de las diferentes localidades, salieron al encuentro de las comunidades que visitaron para llevarles un mensaje evangelizador.
Aquí les dejamos lo que se vivió hace unos días.
Familia Misionera de La Dehesa atiende a la comunidad de Melipilla: “Nos permitió vivir y enseñarles a nuestros hijos una Semana Santa con sentido y con Cristo en el centro”
Cerca de 100 personas misionaron en el sector de Villa San Agustín, Las Margaritas y Chacra San Pedro, en Melipilla. Dentro de las actividades, apoyaron la catequesis que da la parroquia a 50 años que harán su primera comunión la próxima semana. Además, ayudaron a llevar en procesión a la Virgen Dolorosa durante el Vía Crucis, que se realizó por las calles del centro de Melipilla. “Nos hemos comprometido a visitar a la comunidad, nuevamente en octubre, para continuar con la catequesis del nuevo grupo de primera comunión”, explica Isabel Rojas, encargada de Familia Misionera.
Este año participaron en las misiones de Semana Santa muchas familias nuevas del Colegio Everest, que forma parte importante de la localidad del RC de La Dehesa.
Algunos testimonios
“Nos permitió vivir y enseñarles a nuestros hijos una Semana Santa con sentido y con Cristo en el centro”, María José Vildósola, apoderada Colegio Everest.
Como familia fue una experiencia nueva, muy enriquecedora, que nos permitió vivir y enseñarles a nuestros hijos una Semana Santa con sentido y con Cristo en el centro. Pudimos conocer a otras familias del colegio y pasar buenos momentos.
“Significó llevar la palabra de Dios a personas que no lo conocen”, Emilia Harraca, alumna del Colegio Everest
Para mí, ir a misiones, significó llevar la palabra de Dios a personas que no lo conocen o necesitan su ayuda.
Familia Misionera de la localidad de Las Condes apoya a la comunidad de Olmué: “Estas misiones llegaron a nuestras vidas en el mejor momento”
Más de 250 personas, entre adultos y niños, participaron en las misiones de Semana Santa que organizó la localidad de Las Condes. Su labor consistió principalmente en apoyar a la parroquia en las diferentes ceremonias de esos días. “El párroco nos pidió que atendiéramos especialmente a dos zonas rurales, que visita mensualmente, y que no tenían ninguna actividad organizada”, explica Constanza Reineke, encargada de Familia Misionera y apoderada del Colegio Cumbres. Por eso, realizaron la ceremonia de lavado de pies el jueves santo en Granizo, y en Quebrada Alvarado el Vía Crucis del viernes santo y la vigilia pascual el sábado santo, en conjunto a su comunidad.
También visitaron dos hogares de ancianos ubicados en Olmué y Limache, y realizaron un puerta a puerta en las localidades de Granizo y Quebrada Alvarado focalizado en familias que tenían un especial interés en ser atendidas por los misioneros.
Algunos testimonios
“Fue una Semana Santa muy linda donde participaron muchas familias nuevas”, Panano Barroilhet, apoderado del Colegio Cumbres.
Se reunió un grupo importante de niños, 170, con una edad promedio de 8 años. Fue impresionante verlos participar, gozar del lugar, de las actividades, de este ambiente que mezcla camping con ciudad. Fue una Semana Santa muy linda donde participaron muchas familias nuevas. Fuimos con un trabajo bastante abocado a necesidades especiales que el párroco nos encomendó, a participar en las ceremonias y a reencontrarnos como familia Cumbres nuevamente.
“Estas misiones llegaron a nuestras vidas en el mejor momento”, Patricia Brooks, apoderada del Colegio Cumbres
En años anteriores habíamos sido invitados, por nuestros buenos amigos, pero por falta de tiempo u otras prioridades decidimos no ir. Esta vez nos animamos a participar, y la verdad es que el tiempo de Dios es perfecto: estas misiones llegaron a nuestras vidas en el mejor momento.
Tanto mi esposo como yo habíamos participado en misiones en nuestros colegios, pero ésta es la primera vez que logramos compartir esta experiencia como familia. Tener la oportunidad de poder conectar con otras personas, con Dios en el centro, transmitir paz y llevar un mensaje de esperanza, es un regalo maravilloso. Partimos las misiones pensando todo lo que podíamos entregar a los demás, pero lo que uno recibe a cambio es mucho más valioso.
Poder compartir todo esto en familia y, además poder conocer a nuevos amigos y familias hermosas que comparten este mismo camino contigo, hace que ya no queramos vivir nuestras futuras Semanas Santas de otra manera. Volvimos a Santiago con el corazón lleno.
Familia Misionera de Rancagua visita San Vicente de Tagua Tagua: “Esta forma de vivir la Semana Santa nos ayuda a formar y educar con el ejemplo a nuestros hijos”
Por segundo año consecutivo que los misioneros de la localidad de Rancagua evangelizaron en San Vicente de Tagua Tagua. Fueron 13 familias del Colegio La Cruz que abarcaron las comunidades de Idahue, Las Cruces y Tunca Abajo.
Las actividades comenzaron el jueves santo con la ceremonia de la última cena y el lavado de pies en Idahue. Luego, se trasladaron hasta Tunca Abajo donde tuvieron una vigilia y compartieron un chocolate caliente con las personas del lugar. El viernes santo hicieron un Vía Crucis y adoración a la cruz en las tres comunidades, y realizaron labores de restauración de una Ermita y limpieza de jardines. El sábado santo rezaron el rosario junto a la comunidad y luego dedicaron tiempo a la misión interna con retiros, Lectio Divina y actividades para los niños de las familias misioneras. El domingo celebraron la misa de Resurrección junto a Juventud Misionera de la misma comunidad escolar.
Algunos testimonios
“Se vivió el amor de Cristo a más no poder”, Bernardita Pastorino, apoderada del Colegio La Cruz.
Fueron cuatro lindos días donde se vivió el amor de Cristo a más no poder. Uno veía a los niños correr con alegría de saber que íbamos a salir a servir, misionar, cantar, acompañar. Cada uno dio lo mejor de sí porque había una fuerza interior que nos ayudaba a eso. Claramente era una fuerza de vivir una linda la Semana Santa: de compartir y servirnos unos a otros, tanto a la comunidad de misioneros, como a la visitada. Fueron momentos maravillosos, con reflexiones y canciones lindas. Mi familia y yo nunca olvidaremos nuestras primeras misiones familiares, fueron un regalo. De todas maneras, de aquí en adelante, vendrán muchas más.
“Es bien impactante compartir la fe con un grupo de amigos y saber que estamos todos en la misma línea”, Catalina Jhan, apoderada del Colegio La Cruz.
Fue una inyección de espiritualidad, con una profundidad increíble. Tuvimos momentos de meditación tanto los grandes como los chicos, con otros de salir, entregar y compartir. Es bien impactante compartir la fe con un grupo de amigos y saber que estamos todos en la misma línea. Para los niños, además de ser entretenido y vivir una iglesia muy alegre y contagiosa, son experiencias que se les van a grabar en su corazón y que los van a ayudar a empatizar. Es increíble escuchar sus comentarios y ver cómo se emocionan con la pena de los otros.
Vivirlo como familia es un regalo por dónde se le mire. Es empezar este 2023 con una mirada distinta que nos marca para el resto del año y la vida completa.
“Esta forma de vivir la Semana Santa nos ayuda a formar y educar con el ejemplo a nuestros hijos”, Coto Astaburuaga, apoderado del Colegio La Cruz.
Son mis cuartas misiones. Las primeras, que tuvimos en Teno, nos marcaron porque fueron la motivación para partir viviendo la Semana Santa de una forma más espiritual, reflexiva y al servicio de la comunidad.
Hace dos años dejaron de misionar con nosotros nuestros dos hijos mayores y ahora lo hacemos con la menor, Lourdes. Es muy esperanzador ver, que cuando se empieza a acercar la Semana Santa, los mayores no dudan en participar en Juventud Misionera. Este año nos marcó el increíble grupo de familias: 13 matrimonios muy alegres y con mucha profundidad. La misión interna fue muy potente con las reflexiones de los sacerdotes, la carta de bienvenida que nos había preparado la jefa y el momento de meditación matrimonial que tuvimos el jueves santo al acompañar al Santísimo. Al terminar las misiones llegamos a la conclusión que esta forma de vivir la Semana Santa nos ayuda a formar y educar con el ejemplo a nuestros hijos, entregándoles experiencias y herramientas que les permita ser jóvenes empáticos, niños con respeto a la sociedad y que ojalá puedan aportar, con algo, para formar una sociedad más linda y humana. Muchos de los que vamos decimos que al final los más misionados somos nosotros mismos.
“A nosotros como familia nos ha ayudado mucho en el servicio a los demás”, Macarena Solar, apoderada del Colegio La Cruz.
Hemos participado varios años. Nos ha llenado el alma a nosotros y a nuestros hijos poder encontrar a personas que uno no conoce, y que puede llegar a evangelizar dando cariño, alegría y compañía. El puerta a puerta no es sólo para invitar a participar en el Vía Crucis, va mucho más allá, es compartir y poder entregar un poco de lo que Cristo nos ha entregado a nosotros: esa compañía, esperanza y alegría de vivir el día a día.
A nosotros como familia nos ha ayudado mucho en el servicio a los demás. Los mayores han seguido un camino de servicio que nos entregó las misiones que hicimos con ellos desde chicos. Han participado en misiones universitarias, en trabajo país, y están pendientes de las necesidades de los demás. Claramente las misiones entregan mucho. Es una oportunidad el vivir la Semana Santa de esa manera, al menos una vez. A los que no lo han hecho, probar, porque además de todo lo que uno puede entregar es muy confortante como cristiano.
Familia Misionera de la localidad de Colina visita San Francisco de Mostazal: “A nosotros nos mueve el amor a Jesús y en eso es importante dar testimonio que somos cristianos y que somos felices cristianos”
Participaron 42 familias del Colegio Highlands, las que fueron acompañadas por el Padre Gonzalo Franco LC.
“Estamos esperando con ansias las misiones de 2024”, José Luis Gálvez, apoderado del Colegio Highlands.
Las misiones fueron algo único, reflexivo, enriquecedor y gratificante. Fue muy lindo compartir con las comunidades e invitarlas a todas las actividades que teníamos y a las que fueron muchas familias. Tuvimos actividades con los niños, organizamos el Vía Crucis, que fue realmente mágico, donde las fotos hablan por sí solas. Al otro día de nuevo misionamos, realizamos actividades con los más chicos, con quienes hicimos rosarios. Estamos esperando con ansias las misiones de 2024.
“A nosotros nos mueve el amor a Jesús y en eso es importante dar testimonio que somos cristianos, y que somos felices cristianos”, Carla Araneda, apoderada del Colegio Highlands.
Desde que llegamos al colegio hemos participado todos los años de alguna manera, ya sea en la planificación, organización y ahora como asistentes. A misiones vamos con todas las ganas. Ha sido una experiencia maravillosa como familia.
A nosotros nos mueve el amor a Jesús y en eso es importante dar testimonio que somos cristianos, y que somos felices cristianos. También creemos que hay que enseñarles a nuestros hijos que ser católicos es un privilegio, a ser orgullosos de serlo y salir a la calle a proclamarlo. Familia Misionera es maravilloso, se siente el amor de Cristo, las ganas de hacer cosas. Creo que hemos dejado un legado en cada una de las localidades que hemos visitado. Hemos crecido mucho como familia y comunidad. No podemos ser parte de un colegio del RC y no haber vivido las misiones familiares, es un sello que muy pocas comunidades educativas tienen.
“Las personas te entregan tanto cariño, amor y tienen tanta necesidad de espiritualidad, que eso nos conforta”, Janina Fernández, apoderada del Colegio Highlands.
Para nosotros fueron muy significativas porque hacía mucho tiempo que no habíamos ido. Fueron muy esperanzadoras y con un cariño enorme, de mucho recogimiento de todos los misioneros y de la comunidad. Las personas te entregan tanto cariño, amor y tienen tanta necesidad de espiritualidad que eso nos conforta. Ese trabajo, que hacemos de dos días muy cortito, es reconfortante, nos llenamos del espíritu de solidaridad. Esperamos que en los próximos años podamos participar con la misma entrega, energía y vocación para ser un buen misionero. Estamos listos y dispuestos para prepararnos para las próximas misiones.
Familia Misionera de la localidad de Buin llega a Maipo: “Participar en las misiones es poder vivir la Semana Santa desde la profundidad y la práctica de la vida cristiana”
Participaron en esta instancia 25 familias del Colegio San Isidro quienes fueron acompañadas por el Padre Francisco Carvajal LC. La labor se centró en el Santuario de la Inmaculada Concepción de Maipo. Por las mañanas los misioneros rezaban el rosario, tenían una meditación y luego salían a visitar casas. En las tardes tenían una segunda meditación y volvían a hacer puerta a puerta. Además, tuvieron una adoración al Santísimo por turnos y apoyaron a la parroquia en las celebraciones de Semana Santa: liturgia de la Pasión y adoración de la Cruz, Vía Crucis y vigilia pascual.
Los niños también participaron en diferentes actividades: talleres, vieron una película y confeccionaron Rosarios.
María de los Ángeles Widow, apoderada del Colegio San Isidro.
Participar en las misiones es poder vivir la Semana Santa desde la profundidad y la práctica de la vida cristiana, penetrando en los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Cristo y al mismo tiempo llevando y transmitiendo el mensaje de Cristo a otros. Vivimos una Semana Santa en familia y con profundo sentido cristiano.
Familia Misionera del Colegio Mano Amiga San Juan Diego visita Hospital
Hasta Hospital llegó un grupo de 20 familias de la comunidad escolar del Colegio Mano Amiga San Juan Diego acompañado por el Padre Guillermo Ortega LC y Elisa Prieto, consagrada del Regnum Christi. Durante su estadía hicieron puerta a puerta, colaboraron en el Vía Crucis, la adoración de la cruz y la vigilia pascual.
Algunos testimonios
“Fue muy bonito compartir tantas lindas historias con las familias visitadas”, Camila Pérez, apoderada, Familia Misionera Colegio Mano Amiga San Juan Diego.
Tuvimos una hermosa Semana Santa en familia, en una comunidad que nos acogió con los brazos abiertos, que se sentían dejados de lado y que estaban felices que los pudiésemos visitar. Compartimos el Vía Crucis, la adoración de la cruz y la vigilia pascual. Fue una celebración hermosísima porque tuvimos el privilegio de contar con dos sacerdotes. Si no hubiese sido por su presencia, esa comunidad no hubiese podido tener las celebraciones. Pudimos compartir la fe en familia. Los niños, además de portarse excelente, lo pasaron muy bien con otros niños y fueron los mejores misioneros en el puerta a puerta porque llevaron la alegría de la resurrección del Señor. Fue muy bonito compartir tantas lindas historias con las familias visitadas. Realmente vale la pena asistir a estas misiones porque son una experiencia maravillosa para nuestros hijos y nosotros también.
“Conocimos, convivimos y compartimos llevando el Evangelio”, Andrea Godoy Familia Misionera Colegio Mano Amiga San Juan Diego.
Fue una nueva y linda experiencia vivida en familia. Conocimos, convivimos y compartimos llevando el Evangelio. Entregamos una palabra de aliento y alegría acompañándolos mediante la oración, la humildad y la fe. Los niños con su inocencia trataron de hacerse amigos de todos y, de manera amable y cariñosa, hablaron de Jesús. Hemos vuelto con el corazón lleno de amor.