Lleva 10 años en Chile, trabajando en la sección señoras de La Dehesa y 23 años como sacerdote legionario de Cristo. En abril comenzó a dar un curso sobre el Espíritu Santo, devoción en la que ahonda en esta entrevista. “Es quien nos lleva a conocer a Jesucristo, nos pone en contacto con Él, y nos permite hacer una experiencia viva de Cristo”, nos explica.
El Padre José Alberto, mexicano, entró a los legionarios de Cristo a los 17 años. La mayor parte de su vida la ha hecho fuera de su país, principalmente en España donde estuvo 23 años. Además, ha pasado por Brasil, Polonia, Estados Unidos e Italia. Aterrizó en Chile hace 10 años, en los que ha trabajado en la sección de señoras de La Dehesa. Actualmente está dando un curso sobre el Espíritu Santo, que volverá a dar en un nuevo horario para que más personas puedan hacerlo.
¿Cómo conoció al Regnum Christi?
A través de un sacerdote legionario, el Padre Juan Rivas, quien hacía labor vocacional en México.
¿Cuándo se dio cuenta que tenía vocación sacerdotal?
Tenía inquietud vocacional desde pequeño, a los 10 o 12 años, la que se fue confirmando al entrar a la Legión.
Nuestro carisma es Cristocéntrico, ¿qué espacio le damos al Espíritu Santo en el Regnum Christi?
El Espíritu Santo es quien nos lleva a conocer a Jesucristo, nos pone en contacto con Él, y nos permite hacer una experiencia viva de Cristo. El Espíritu Santo es el gran regalo que nos hace Jesús Resucitado: el Don de su Espíritu, de Dios mismo; sin el Espíritu Santo el fruto de la redención no llegaría a nosotros. Si queremos crecer en nuestra relación con Jesucristo debemos cultivar nuestra devoción al Espíritu Santo, pues sin Él no puede haber cristocentrismo.
¿Cómo podemos cultivar nuestra devoción al Espíritu Santo?
En primer lugar, destacaría el trato personal con Él a través de la oración. Podemos usar las oraciones e invocaciones oficiales de la Iglesia que tienen gran profundidad; podemos meditarlas y reflexionarlas con ayuda de algún libro. Hay textos muy buenos sobre el Espíritu Santo y con lenguaje actual, como los de Raniero Cantalamessa y Jacques Philippe. Pero sobre todo están las oraciones espontáneas con las cuales uno invoca al Espíritu Santo desde el corazón.
También hay que tener en cuenta que la oración en comunidad tiene una fuerza especial. Por lo tanto, si en comunidad pedimos el don del Espíritu Santo, como lo hicieron los apóstoles junto a María antes de Pentecostés, nuestra oración será muy eficaz.
¿Qué le regala el Espíritu Santo a un creyente y en nuestro caso a un miembro del RC?
Los regalos del Espíritu Santo se pueden dividir en dos grandes apartados. En primer lugar, están los dones que Él nos ofrece para nuestra santificación. El primero de ellos es el gran don de Sí mismo: Él se nos da a nosotros como Dios y por eso le llamamos Don de Dios. Si queremos desentrañar este don podemos hablar de la gracia, que es la vida de Dios en nosotros, y considerar las virtudes teologales y los siete dones del Espíritu Santo que Dios ofrece a todo bautizado para su santificación.
Luego están los dones carismáticos, que son los que Él hace a cada persona para el servicio de toda la Iglesia. Estos dones caracterizan la vocación específica de cada uno. En general a los miembros del Regnum Christi el Espíritu Santo nos ofrece dones que nos facilitan la misión de evangelizar, de experimentar y dar a conocer el amor de Cristo, formar apóstoles y extender el Reino de Dios. Además, el Espíritu Santo puede conceder a cada persona otros dones o carismas particulares orientados a la edificación de la Iglesia.
¿En qué consiste el curso que está dando?
Es un comentario del himno “Ven Espíritu Creador”, escrito en el siglo IX y que la Iglesia usa en distintas situaciones. Esta obra es toda una explicación sobre el Espíritu Santo: aborda quién es y su modo de actuar en nosotros; nos ayuda a conocerlo y a abrirnos a su acción en nuestro día a día.
Puesto que el Himno consta de seis estrofas, el curso consta de seis clases, en cada una de ellas se analiza una estrofa, frase por frase.
¿Piensa repetir el curso?
Sí; deseo volver a impartirlo una o dos veces más en el año, pero en otros horarios, pensando en quienes desean tomarlo, pero no pueden acudir por la mañana.