Profesores y alumnos de carreras de la salud se trasladaron hasta Coyhaique para realizar misiones médicas. Este proyecto, liderado desde la Pastoral universitaria, tuvo como objetivo servir a la comunidad desde la profesión y el Evangelio.
Angélica Herrera, directora de la Pastoral, nos cuenta cómo surgió este proyecto. “Las misiones médicas nacen de una inquietud de estudiantes del área de la salud, de poner su profesión al servicio de quienes más lo necesitan. Como Pastoral no dudamos en acoger esta propuesta y fue así como comenzamos a trabajar en conjunto con algunos estudiantes y docentes de diferentes facultades.”
Estas primeras misiones médicas se realizaron en la comuna de Coyhaique, con foco en las zonas rurales, que son las más vulnerables y necesitadas. En este contexto, la Universidad estableció un convenio de colaboración con la municipalidad de Coyhaique para seguir desarrollando las misiones médicas y otras iniciativas que puedan beneficiar a la comunidad. “Las atenciones de salud se realizaron en puntos estratégicos de cada localidad, además de visitas a domicilio, acompañamiento, talleres educativos para niños y adultos, así como también sacramentos, bendiciones y celebraciones eucarísticas”, explica Angélica.
En las visitas a las casas junto al operativo médico, iba un sacerdote para ofrecer la confesión, bendición o un momento de escucha para la familia. “Mi labor fue sobre todo el acompañamiento a los participantes de la misión. Estuve muy involucrado en la formación de los chicos, sobre todo basado en la Salvifici Doloris, ayudándolos a ver a Cristo en el enfermo, al mismo Jesús sufriendo en el enfermo. También despertar la conciencia de que son luz y esperanza para ellos. Por mi sacerdocio, valorar también el rol de sanación del sacerdote a nivel espiritual”, afirma el Padre Ricardo Rocha, capellán de la Universidad y que participó en estas misiones.
¿Por qué ir a Coyhaique y no a otro lugar de Chile?
Se considera a Coyhaique una zona extrema y aislada del país, ya que no está conectada por tierra y solo se puede llegar en avión, barcazas o por Argentina. Esto hace que viva una realidad muy particular de abandono y vulnerabilidad. La mayoría de esas localidades no cuentan con médicos o personal de salud especializado y deben esperar las rondas médicas para ser atendidos.
Es una región que carece de especialistas, incluso actualmente no cuentan con cardiólogo y en muchas especialidades hay solo un médico para toda la región, por lo que aquellas personas que no tengan los recursos para llegar al hospital o salir de la región, tristemente mueren esperando.
¿Cómo el área de la salud puede ser un instrumento de evangelización?
Particularmente en el área de la salud, se tiene una relación directa con el paciente, quienes son personas con una necesidad particular que les aqueja, pero también con una historia, contexto, familia, etc. Cuando se le da una atención digna y de calidad, acompañándola y viéndola realmente como persona, somos rostro de Cristo para ellos, amando, sembrando esperanza y en muchos casos facilitando un encuentro con Él.
¿Ahora qué sigue, hay algún seguimiento de esta actividad?
La Universidad Finis Terrae estableció un convenio con la municipalidad de Coyhaique y la idea es poder continuar colaborando en diferentes proyectos que favorezcan a la comunidad. El objetivo es poder realizar las Misiones Médicas cada año en Coyhaique para que exista un trabajo a largo plazo y un impacto real. Además, estamos desarrollando metodologías que permitan vincularnos durante el año, por ejemplo, con telemedicina y tele rehabilitación.
El impacto en los alumnos
José Antonio Pérez, estudiante de cuarto año de Medicina, participó en la primera edición de las misiones médicas. “Me hace demasiado sentido vincular la profesión con la vocación, esto es algo importantísimo que se dio en este proyecto porque te permite aprender conocimientos y habilidades de Medicina, pero al mismo tiempo te permite conectar con lo que te apasiona, que es poder entregar un trato digno a las personas, que es ese paciente que busca sanarse”.
Para José Antonio, vivir las misiones médicas fueron claves para descubrir cómo se pueden unir la fe y la profesión, sobre todo desde el área de la salud. “Los católicos tenemos que preocuparnos por unir la fe con la profesión. A nadie le gusta estar viviendo vidas paralelas. En el caso de la medicina la clave está en el trato al paciente, es la mejor manera de ser otro Cristo, el mirar a la otra persona con los mismos ojos de Cristo hace la diferencia. En Coyhaique la gente nos decía “algo tienen ustedes, nos transmiten algo diferente” y eso sin duda es Cristo.