“Estoy feliz de poder servir a mis hermanos y de ser un puente entre Dios y los hombres”. Nico ya tiene sus primera misión: “Mi primer ministerio lo haré trabajando con jóvenes del Regnum Christi de Las Condes y como capellán auxiliar del Colegio Cumbres”.
José Nicolás Brown Domínguez, tiene 37 años, es de Santiago de Chile y ex alumno del Colegio Cumbres, de la generación 2005. Viene de una familia de cinco hermanos: María Teresa, Paula, María Angélica y Rosario, él es el menor junto con Rosario, su melliza.
¿Qué te motivó a unirte a la congregación de los Legionarios de Cristo?
Los conozco de toda la vida, ya que estuve en el Colegio Cumbres desde jardín, pero fue en el ECYD y luego en mi vida de Reino donde conocí más a fondo a los sacerdotes legionarios y a los consagrados del Regnum Christi.
Lo que me motivó a darle mi vida a Jesús fue en primer lugar la “llamada” por parte de Él, que fue poco a poco mostrándome que quería que fuera todo suyo.
¿Cómo fue tu proceso de discernimiento vocacional?
Yo hice dos momentos de discernimiento vocacional. El primero fue cuando estaba en la enseñanza media y saliendo del colegio me fui a vivir con los padres, para hacer una experiencia de comunidad al mismo tiempo que estudiaba en la universidad. Después de dos años decidí consagrarme a Dios en el Regnum Christi y me fui a mis primeros años de formación en México.
El segundo momento fue ya siendo consagrado, en enero del año 2017, el Señor salió a mi encuentro y me invitó a seguirle como sacerdote Legionario de Cristo. A mediados del 2018 me fui a España para comenzar mi noviciado.
¿Qué rol desempeñan los diáconos en la Iglesia católica y cómo te sientes respecto a asumir estas responsabilidades?
Hay dos tipos de diáconos en la Iglesia Católica: los diáconos permanentes y los diáconos en tránsito. Yo me ordenaré diácono en tránsito en agosto, ya que será un paso camino al orden presbiteral (sacerdocio).
El oficio propio del diácono es administrar el Bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al Matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, llevar el Viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y la oración de los fieles, administrar los sacramentales, así como presidir el rito de los funerales y de la sepultura.
Estoy feliz de poder servir a mis hermanos y de ser un puente entre Dios y los hombres.
¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado en tu camino hacia el diaconado?
El camino de la vida está lleno de momentos de luz y también de algunos momentos de oscuridad. Creo que el principal desafío para mí ha sido pasar estos últimos años en un régimen más tranquilo de estudio, ya que los que me conocen saben que soy una persona bastante activa, pero han sido años muy bonitos también.
¿Puedes compartir alguna anécdota o experiencia que haya fortalecido tu vocación?
Creo que la experiencia de comunidad que viví en Roma, tanto en la filosofía, como en la teología, me ayudó mucho a valorar el hecho de que no voy solo. Somos una familia que se acompaña, que reza junta, que convive, que se forma, que está en las buenas y en las malas. El contar con hermanos de primera calidad fortalece definitivamente la vocación.
¿Qué papel juegan la oración y los sacramentos en tu vida diaria?
La oración es el alimento del alma y su papel es dar vida. Los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación son fundamentales para mí, ya que mantienen el corazón permanentemente unido a Dios.
El religioso habla mucho de Dios a los demás y necesita hablar primero con Dios, para poder hablar de Él.
¿Cómo te preparas espiritual y emocionalmente para tu ordenación?
El hombre jamás será digno por sus propias fuerzas y méritos de recibir la ordenación. El diaconado y el presbiterado es ante todo un servicio. Somos ministros que llevamos oro en vasos de barro.
Llevo varios años preparándome para ese momento. Lo fundamental es la vida de oración y sacramental, para recibir ese don con el corazón lo mejor preparado.
¿Qué consejo darías a los jóvenes sobre la vocación religiosa?
Le diría a los jóvenes que le pregunten a Jesús: ¿Qué quieres de mí? No hay una vocación más importante que otra. Lo importante es seguir la invitación de Dios a caminar para lo que fui creado. Si el Señor te llama a la vida religiosa, sacerdotal o consagrada, síguela, será la mejor decisión de tu vida.
¿Por qué ser sacerdote?
Un poco ya lo he dicho. El Señor necesita hombres para llegar a los hombres. Si no hay sacerdotes: ¿Quién bautizará a tus hijos? ¿Quién te absolverá de tus pecados? ¿Quién traerá en sus manos a Jesús Eucaristía para que lo puedas recibir? ¿Quién te bendecirá en nombre de la Iglesia el día de tu matrimonio? ¿Quién estará a tu lado en tus últimos momentos de vida o en la enfermedad? ¿Quién rezará al Padre sobre tu tumba y hará la última señal de la cruz sobre ti?
¿Qué sigue después del diaconado? ¿Ya tienes fecha de ordenación? ¿Ya tienes una misión asignada?
El diaconado en tránsito debe durar por lo menos 6 meses. Y luego recibiré, Dios mediante, la ordenación sacerdotal. La fecha se está definiendo, pero lo más probable es que sea en marzo de 2025, iniciando el año escolar.
Sí, ya tengo una misión asignada. Mi primer ministerio lo haré trabajando con jóvenes del Regnum Christi de Las Condes y como capellán auxiliar del Colegio Cumbres.