El proyecto de construcción de capillas del Regnum Christi, Cruzadas, empezó el 2004 de la mano de los alumnos del Cumbres y hoy llega a ex alumnos de más de 32 colegios distintos. Juan cuenta cómo ve el futuro del proyecto y da un mensaje a los voluntarios: “probablemente uno cumple 20 años cuando hace las cosas bien y eso hemos hecho”.
¿Cómo empezó la idea de Cruzadas?
La idea original fue de Cristián Larroulet, eso fue el 2003, con el padre Luis Miguel, se motivaron, pero no funcionó. Había que mover cielo, mar y tierra para que este proyecto funcionara. Entonces, el año siguiente, Diego Bulnes y Cristián Larroulet estaban en Comercial UC y yo estaba de presidente del Centro de Alumnos del Cumbres.
En ese entonces, Techo para Chile era el gran proyecto. Cristian y Diego habían experimentado trabajos y encontrábamos que, entre los que estaban en el colegio había muchas ganas de ser parte de este movimiento y construir. Veníamos con la formación de las misiones, pero no existía esta mezcla de experiencias.
Entonces, nos juntamos los tres, con el padre Luis Miguel y dijimos: pongamos este proyecto, que era una idea, en concreto.
Mezclemos lo fenomenal que son las construcciones con lo importante que consideramos nosotros la misión. Juntamos hombres con mujeres e hicimos comunidades chicas, ese fue como el mix perfecto.
¿Qué se necesitaba para que el proyecto funcionara como lo hizo?
Para eso se necesita tierra fértil y yo creo que había tierra fértil ese año. Yo tenía muy buena llegada con el colegio femenino. Se generó un momento, existieron las confianzas, y lo aprovechamos al máximo.
¿Qué es lo que más te marcó de ese año?
Son este tipo de cosas, uno cree que iban a ir 20 personas y fueron 80 finalmente; la organización, la construcción, todo que funcionó perfecto para el objetivo que teníamos. Fue muy importante, marcador, para toda una generación. Hubo disciplina en sacar el proyecto adelante mezclada con un grupo de gente motivantes para todos. Nos marcó profundamente.
Fue una oportunidad de poder canalizar una energía gigante que estaba sucediendo en un proyecto que tuviera algo diferente, entonces era bastante único, muy gratificante, tenía una sensación de satisfacción común.
De repente todos querían ir, todos estaban motivados y el colegio nos dio la oportunidad para que fuéramos mujeres y hombres, algo nuevo que marcaría un hito para adelante en los proyectos de formación.
¿Qué opinas de que se cumplan 20 años el proyecto?
Uno de los principales objetivos desde que partió, es que todas las Cruzadas deben ser un punto de formación para formadores. Probablemente uno cumple 20 años cuando hace las cosas bien y eso hemos hecho.
Gente formada que sigue impactando a la formación de otros. Para adelante la idea es que el proyecto siga creciendo, llegando a otros colegios y formando líderes que impacten hoy y mañana al País; y que en algún minuto fueron comuneros.
Hay muchos ejemplos y todos quedan con una veta social y comunitaria.
¿Qué mensaje le dejas a los voluntarios?
La Cruzada no puede ser tu única experiencia, algunos tienen que seguir varios años desarrollando el proyecto y otros tienen que ir a otros lados a desarrollar e impactar otros proyectos: formador de formadores. Desde diferentes miradas, a distintos lugares y con múltiples propósitos, pero con una línea muy bien trazada de lo que son las Cruzadas.