Este miércoles 18 de septiembre, monseñor Fernando Chomali G., presidió su primer Te Deum Ecuménico como arzobispo de Santiago de Chile. Esta tradicional ceremonia patria se realiza en forma ininterrumpida desde 1811 para agradecer a Dios sus innumerables dones y para orar por la Patria, sus gobernantes y por todos sus habitantes. Como Regnum Christi nos sentimos interpelados por su mensaje y su exhortación a ser “promotores de esperanza”.
Chomalí dividió la acción de gracias en cuatro partes: esperanza agradecida, los dolores de nuestro Chile querido, subdividido en jóvenes, trabajo y seguridad y corrupción. La siguiente sección, fue llamada frente a las elecciones de octubre y por último nuestro irrenunciable compromiso desde la Fe en Jesucristo.
Esperanza agradecida
El arzobispo resalta la importancia de la gratitud y la esperanza en la vida de los chilenos, enfatizando la contribución de diversas personas y grupos a la construcción de una sociedad mejor. Se menciona a padres, trabajadores, jóvenes, profesores, emprendedores, y sacerdotes, todos ellos generadores de esperanza y cambio positivo. A pesar de las dificultades, se celebra el compromiso de quienes trabajan por el bien común y se llama a reconocer y valorar estos esfuerzos.
“Bienaventurados todos los que he nombrado, y cada habitante de esta tierra, nos diría el Señor, porque con su trabajo diario han ido tejiendo y están tejiendo un Chile mejor, más bello y próspero, más justo y pacífico. Bienaventurados todos ellos porque serán llamados hijos de Dios”.
“Esta mirada agradecida, nos permite, incluso en medio de la oscuridad, descubrir que siempre hay un rayo de luz, que proviene de Jesús, nuestra esperanza, otorgándonos la capacidad de poder iluminar el futuro con amor, sabiduría y esperanza”.
Los dolores de nuestro Chile querido
“El realismo nos obliga a mirar aquello que atenta en contra de la dignidad de la persona humana y su camino hacia la felicidad plena y, sobre todo a proponer caminos de salida. Es por ello por lo que quisiera detenerme en algunos aspectos que debiésemos mirar con mucha atención como sociedad, y especialmente quienes tenemos responsabilidades”.
En esta sección, se aborda el dualismo entre el bien y el mal en la sociedad chilena, destacando la necesidad de un realismo que reconozca los problemas actuales sin caer en el pesimismo o el optimismo ingenuo.
Se expresa una profunda preocupación por los jóvenes, que enfrentan soledad y falta de oportunidades, y se destaca la importancia de fortalecer los vínculos familiares. Además, se menciona el empobrecimiento del valor del trabajo, la precariedad laboral y la necesidad de un debate sobre las pensiones y la situación de los ancianos. La seguridad y la corrupción son temas críticos que afectan la vida cotidiana, y se hace un llamado a la unidad y al diálogo para enfrentar estos desafíos.
“No es el momento de solistas, de individualismos, de frases grandilocuentes ni de recriminaciones mutuas. Este es el momento de la humildad y la grandeza para actuar y que vuelva a ser un orgullo trabajar en el Estado y ser funcionario público”.
Frente a las elecciones de octubre
El arzobispo hace un llamado a los candidatos a asumir su responsabilidad en la política con dignidad y compromiso hacia el bien común, enfatizando en la importancia de crear una cultura de diálogo, respeto y propuesta, que no divida a la sociedad ni convierta la política en un enfrentamiento.
El mensaje subraya que las elecciones deben ser una celebración de la democracia, donde se reconozca el valor humano y se actúe con humildad, recordando el legado de quienes lucharon por la patria y el mensaje del Evangelio sobre el amor y la paz.
“Les pido que la pasión que legítimamente genera una campaña electoral no empañe la paz, no empañe el lenguaje, no empañe la democracia y la sana convivencia. Les pido que conviertan estas elecciones en una gran fiesta de la democracia, del valor del ser humano, de la capacidad de reconocer lo positivo que hay en el otro y la hidalguía para admitir la derrota y la humildad para enfrentar el triunfo”.
Nuestro irrenunciable compromiso desde la Fe en Jesucristo
Para terminar, Chomalí reafirmó la esperanza en Chile, destacando el compromiso de su gente con la vida y la Fe en Jesucristo. Celebra también la rica cultura cristiana que une a millones de chilenos en actos de fe y tradiciones, subrayando que estos momentos de unidad están libres de violencia y reflejan el amor del Espíritu Santo.
“Nos comprometemos públicamente a cumplir nuestra tarea de anunciar el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, de promover incansablemente la paz y de ayudar al débil y al necesitado”.
“Todos ellos seguirán hablando porque les prestaremos nuestras manos y nuestra voz hasta que la civilización del amor sea nuestra patria, y la solidaridad la norma; donde podamos salir a la calle sin temor y donde el otro sea nuestro amigo y hermano y no alguien del que tengamos que defendernos. Nunca nos olvidemos que más allá de nuestras legítimas diferencias, somos hermanos porque tenemos un mismo Padre, un Padre Nuestro, al que millones de chilenos le rezan a diario”.
Como miembros del RC dejémonos interpelar por estas palabras para fomentar la unidad en la diversidad, trabajando en colaboración con todos los sectores de la sociedad para construir un Chile más solidario.
Fotos: iglesia.cl