Regnum Christi Chile

Una jornada de fe y milagros: 31 peregrinos vivieron la gracia del Jubileo en el Santuario del Señor de los Milagros, en Perú 

El miércoles 21, un grupo de 31 peregrinos vivió una intensa jornada espiritual en el marco del Jubileo, atravesando Puertas Santas, participando de la Eucaristía y recibiendo gracias inesperadas. 

El pasado miércoles 21, un grupo de 31 personas emprendió una peregrinación profundamente significativa como parte del Año Jubilar, visitando templos designados para atravesar las Puertas Santas, signo visible de la misericordia de Dios y símbolo del paso hacia una vida renovada. 

El Jubileo, también llamado Año Santo, es una celebración que la Iglesia Católica convoca ordinariamente cada 25 años, y que ofrece a los fieles la posibilidad de obtener indulgencias plenarias —es decir, el perdón completo de las penas temporales por los pecados— a través de la confesión, la comunión, la oración por las intenciones del Papa y el cruce de una Puerta Santa en una iglesia designada.

“Fue un día de muchos regalos, milagros, un día para estar eternamente agradecidos”, compartió una de las participantes, destacando el espíritu de apertura y fe con el que se vivió la jornada. “Fuimos 31 peregrinos, un grupo muy bonito y dócil, con muchos deseos de acercarse a Dios”. 

Entre los peregrinos se encontraban señoras, cuatro matrimonios y tres hermanos, quienes fueron acompañados por un día soleado y sin contratiempos. Uno de los momentos más significativos fue la Santa Misa al mediodía en el Santuario del Señor de los Milagros, donde la homilía profundizó en el sentido de la peregrinación: 

“Somos peregrinos en la tierra caminando hacia la Patria Celestial y debemos llegar con el alma limpia al encuentro con nuestro Padre. La Iglesia es la intercesora de todas las gracias y debemos rescatar la Misericordia de Dios”. 

En un giro inesperado, el día se volvió aún más especial para uno de los matrimonios presentes: 

“Durante la ceremonia, una llamada se perdió en el teléfono de mi esposo y al salir vimos un mensaje con una noticia largamente esperada y que nos dio mucha esperanza. Realmente fue un milagro para nosotros”. 

Tras la Misa, los peregrinos visitaron la tienda del Santuario, donde muchos adquirieron imágenes del Señor de los Milagros, y compartieron un almuerzo en un restaurante francés atendido por religiosas, “muy acogedor, con buena atención y muy cómodo”. 

Uno de los puntos culminantes del día fue la visita a cuatro iglesias designadas para cruzar las Puertas Santas, experiencia que los peregrinos vivieron con fe profunda: 

“Una bendición”, resumieron con gratitud. 

Antes de partir, pidieron la oración de su comunidad: “pedimos sus oraciones para que nos dejemos conducir por el Espíritu Santo y sea Dios quien obre en nuestros corazones”. 

La jornada culminó con corazones agradecidos, rostros serenos y la certeza de haber vivido un día en que Dios se hizo presente con ternura y poder.

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