Regnum Christi Chile

MISIONES | Llevando a Cristo al sur de Chile

Fue un mes de febrero lleno de actividades, oración y profunda reflexión para un grupo de 25 misioneros del Regnum Christi que dedicaron parte de sus vacaciones de verano a acercar el mensaje de salvación de Jesús a las comunidades de Chiloé, Punta Chilen y Huelden. Parte de estos misioneros quisieron compartir con nosotros su experiencia evangelizadora en el sur de nuestro país.

Ignacia Sáez – Ex Alumna Colegio Cumbres

Mi nombre es Ignacia Sáez, soy directora local de Juventud Misionera desde febrero del 2018. Durante la organización de las misiones Chilotas se nos inscribieron 60 personas de los cuales 30 participaron de las misiones. El equipo era muy heterogéneo, jóvenes miembros de Regnum Christi de todas partes de Santiago, lo que generaba una intriga en la dinámica interna del equipo. ¡No obstante, se formó un grupo genial! Todos trabajando por un mismo fin que era mostrar la alegría de ser católico y acercar a más gente a la Iglesia, demostrarles que las capillas no son simplemente lugares turísticos y explicar en palabras simples cual es el verdadero concepto de Iglesia. El protagonista de estas misiones fue, sin duda, el Espíritu Santo, quien se hizo presente durante todas las misiones y confío que seguirá acompañando a los misioneros. Para mí, estas misiones me enseñaron a escuchar al Espíritu Santo, era impactante ver como cambiaban los corazones de los misioneros a medida que incrementaban su nivel espiritual, logramos experimentar lo que era la oración en comunidad y ver la fuerza que ésta tiene. No me cabe duda de que todos salieron con el corazón transformado y que ser misionero es un estilo de vida, llevamos la polera puesta donde quiera que vayamos”.

Aracelli  Quilaleo – Alumna Colegio San Juan Diego

Es una de las mejores experiencias que he tenido hasta el momento, en la cual pude vivir otras cosas de las que estaba acostumbrada, me ayudo a ver la vida de un ángulo distinto. Darme cuenta que allí era el lugar en el que quería estar, pudiendo ser yo misma y demostrarme así a los demás, desarrollando de mejor manera la empatía, comprensión, agradecimiento y reflexión de mis actos. Estar hablando con cada persona de aquel lugar (Huelden), me demostró lo que genera Dios en cada familia y la falta que puede producir en cada persona, sobretodo la gota de esperanza para mejorar tan solo por unos segundos la vida de quienes más lo necesitan. Como mencione en una charla que realice con una compañera de mi cuadrilla; “Dios es el sabor que le da a la sal, ósea nosotros”. Y sobre todo sentir a dios en cada parte que andábamos, verlo en los árboles, el mar, la vista preciosa, la lluvia y sentirlo en el viento. Ha sido una de las cercanías más grandes que he tenido con Él, generando una gratitud enorme a la oportunidad que me dio y deseando poder volver a regresarle la mano”.

Benjamín Vivanco – Ex Alumno Colegio San Francisco de Asís

Nuestra rutina comenzaba con las oraciones de la mañana y misiones a los turistas en Chacao, para luego dirigirnos a las comunidades de Punta Chilen y Huelden donde hacíamos las visitas puerta a puerta donde se celebraba Misa con la gente de la zona. En los 14 años que llevo misionando nunca había sentido la presencia del Espíritu Santo de manera tan potente y sobrenatural, actuando tanto sobre los misioneros durante la Misa de sanación que tuvimos, en varios testimonios de turistas creyentes y ateos como en la gente de Chiloé. Sin duda alguna el Espíritu Santo guió nuestros pasos para que llegásemos a aquellas casas que Dios quería que visitásemos para entregar Sacramentos, liberaciones o palabras de consuelo. No puedo dejar de pensar en las palabras finales que Cristo le dice a sus apóstoles en Marcos 16, 15- 18 “Y les dijo: <Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la Creación […] Estos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios […] impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien”.

Antonia Andrews – Alumna Colegio Cumbres

Las misiones en Chiloé fueron una experiencia increíble, la cual me ayudo a conocerme, vivir mi fe al cien por ciento, y sentirme constantemente cerca de Dios. También pude conocer gente muy especial, los cuales me guiaron a seguir día a día mi camino y mejorar mi misión tanto a la gente como a mí misma. Tuvimos un gran recibimiento por parte de las personas de la zona que nos hicieron sentir muy acogidos a cada uno de los misioneros. Me atrevo a decir que todos nos llevamos una gran alegría a nuestras casas después de estas dos semanas en las cuales pudimos conectarnos con Dios y con el otro, y sin duda logre enriquecerme de cada minuto vivido en estas misiones”.

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