En 1969 Margarita Estrada, Graciela Magaña, Guadalupe Magaña, y pocos meses después, Patricia Bannon, quien se encuentra en nuestro país colaborando en la Sección de la Dehesa, se consagraron en el Regnum Christi. Este año se cumplen 50 años de ese momento tan importante en la vida del Movimiento. Es por este motivo que se convocó un año jubilar de preparación que concluirá en Chile con una celebración eucarística el 8 de diciembre en el colegio Cumbres para celebrar este aniversario. Los temas principales que se quieren tratar en este jubileo fueron explicados por Gloria Rodríguez, directora general de las consagradas, en una carta que publicó hace unos meses atrás.
Roma, 1 de diciembre de 2018
A las consagradas del Regnum Christi
Muy estimadas en Jesucristo:
Les mando un saludo esperando que estén muy bien. El 27 de noviembre inició la segunda sesión de la Asamblea general extraordinaria del Regnum Christi y recibimos de S. Exc.ª Mons. José Rodríguez Carballo el decreto de erección canónica de la Sociedad de Vida Apostólica de las Consagradas del Regnum Christi.
Como les comuniqué el 27 de noviembre, la noticia de la erección canónica nos llena de alegría y llega en un momento providencial. El próximo 8 de diciembre comenzaremos el año jubilar de preparación al 50º aniversario de la consagración de las tres primeras consagradas del Regnum Christi -Margarita Estrada, Graciela y Guadalupe Magaña-, a las que poco después se unirían Patricia Bannon y Fátima Portillo.
Quisiera que la gratitud que tenemos en el corazón marcara este año jubilar y que renovara en cada una de nosotras la conciencia de ser depositarias de un carisma que nos trasciende. Estamos llamadas a transmitir este carisma y a ponerlo al servicio del mundo y de la Iglesia en el Regnum Christi.
Como lema de este año jubilar, propongo esta frase de Ezequiel que podremos profundizar durante el año: “Infundiré mi espíritu en vosotros, y viviréis” (Ez 37, 14).
Hacer memoria
Recordamos nuestros inicios, la fe de nuestras primeras hermanas y agradecemos de modo especial por su respuesta generosa a lo que vieron que Dios les pedía en ese momento; por haberse lanzado sin tener claro lo que vendría más adelante y por haber perseverado hasta hoy, enseñándonos con su testimonio lo esencial de nuestra vocación.
Esta es una ocasión especial para hacer memoria de nuestra historia: los inicios, los años de crecimiento, los momentos de purificación, el reciente proceso de renovación, que seguimos viviendo. Recordamos también a todas las personas que son parte de nuestra historia: las que están entre nosotras, las que han partido a la casa del Padre y las que han seguido otros caminos. A todas ellas va nuestra oración y gratitud por sus luchas, su búsqueda sincera de Dios, su trabajo y entrega generosa. Quisiera aprovechar para agradecer particularmente a cada una de nuestras hermanas a quienes ha tocado fundar en distintos países y ciudades, y a las que fueron las iniciadoras de las secciones y obras de apostolado donde realizamos hoy nuestra misión.
Un año jubilar me da también oportunidad de pedir perdón a quienes a lo largo de nuestra historia han sido heridas, ya sea porque no hemos sabido valorar la riqueza del aporte personal y la diversidad, o no hemos sido capaces de expresar escucha y comprensión en momentos difíciles; porque a veces nos equivocamos en nuestras opciones formativas o por otros motivos que hayan sido causa de sufrimiento. Mis palabras no pueden sanar esas heridas, pero quisiera que fueran expresión de la oración que ofrezco por cada una a Aquel “por cuyas heridas hemos sido curados”, y que la oración alivie en alguna medida su dolor y abra a un camino de reconciliación.
Nuestra historia es también parte de la historia del Regnum Christi. Dios nos ha querido regalar un carisma común, que hemos compartido con los Legionarios de Cristo, los Laicos Consagrados y los laicos del Movimiento. Cada uno, desde su vocación, ha sido y es para nosotras un hermano y un compañero de camino en la búsqueda de la santidad, en llevar adelante la misión y profundizar en nuestra identidad. Hemos sufrido juntos, incluso a veces hemos sido causa de dolor para las otras ramas. Hemos aprendido unos de otros, hemos recibido la gracia de aprender a ofrecer y recibir el perdón, y de seguir colaborando en la misión común. Agradecemos a todos su apoyo, sus oraciones y cercanía en los momentos más difíciles de nuestra historia institucional. Todo lo que hemos vivido y todas las personas que forman parte de esta historia, han hecho posible que nuestra consagración en el Regnum Christi sea lo que hoy es.
En modo particular reconocemos y agradecemos el rol que ha tenido la Legión desde los inicios de nuestra historia y a lo largo de estos 50 años. Quisiera hoy transmitirles a todos mi gratitud y el reconocimiento por el gran bien que nos han hecho. Con ellos, y con todos los miembros que forman la familia del Regnum Christi, queremos seguir colaborando para hacer presente el Reino de Cristo.
Horizonte de esperanza
Hoy vivimos un momento particular de gracia, de crecimiento y de profundización en nuestra identidad como rama y dentro del Regnum Christi, y esperamos que esta Asamblea general en la que estamos sirva también para ese fin. Vivimos un momento de discernimiento y proyección, en el cual empezamos a vislumbrar la amplitud de nuestro horizonte apostólico al servicio de la Iglesia y del mundo. Nos ponemos en manos de Dios para que nos siga guiando y mostrando su voluntad.
Somos conscientes de que tenemos -y siempre tendremos- grandes desafíos en nuestro camino. Queremos vivirlos como oportunidades para continuar creciendo en el amor a nuestra vocación y para ofrecer una respuesta cada vez más sólida y madura a lo que Dios nos llama en cada momento.
Celebraciones
La alegría y la gratitud que sentimos tienen también manifestaciones externas. Las invito a que las celebraciones de este año jubilar, de preparación para este 50º aniversario sean reflejo del trabajo que Dios está haciendo en las Consagradas del Regnum Christi.
El año pasado escribí una carta a las directoras territoriales, que publicamos en el Boletín semestral de diciembre de 2017, en la que decía: “Copio a todas las directoras territoriales en esta carta para pedir a cada una que vea cuál es el modo más conveniente de organizar la celebración del 50º aniversario a nivel territorial, dando testimonio de la renovación que hemos estado impulsando, de la consolidación de nuestra identidad, de nuestro sentido de Iglesia, y de austeridad. También a nivel general promoveremos algunas iniciativas que nos ayuden en este sentido”. (Cf. Prot. DG CRC 2113/2017).
Por eso, además de las iniciativas territoriales, les propongo las siguientes a nivel general:
· Quiero sugerir que la misa del 8 de diciembre de 2018, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, sea preparada y vivida con la conciencia de ser el inicio de nuestro año jubilar.
· Propongo también que, por comunidades, elijan algún acto de piedad en el que se unan los días 8 de cada mes, o definan algún otro modo para agradecer a Dios y celebrar en comunidad.
· Para finalizar el jubileo, nos uniremos desde el lugar en el que cada una esté, para renovar por devoción nuestros votos en la misa del 8 de diciembre de 2019.
Espero que surjan también otras iniciativas a nivel local y territorial, que nos ayuden a celebrar este jubileo con sencillez, humildad, gratitud, reconciliación y esperanza.
Pidamos unas por otras y por todo el Regnum Christi, que este jubileo nos ayude a renovar el amor a nuestra vocación y misión.
___________________________
Gloria Rodríguez, Directora general
c.c.p.: P. Eduardo Robles Gil, L.C., director general de la Legión de Cristo y del Regnum Christi.
Jorge López, responsable general de los Laicos Consagrados del Regnum Christi.