“Abrigar la Esperanza”, apostolado del Regnum Christi que nació hace más de 10 años, sigue creciendo. Esta vez gracias a las manos de mujeres residentes de 4 centros de Fundación Las Rosas, quienes tomarán palillos y crochet para aportar con sus tejidos. “Buscamos que la tercera edad, que son principalmente nuestras tejedoras, puedan hacerlo con un sentido social, pues no tejan para ellas, sino para otros. Queremos potenciar el que cada uno, desde dónde esté, pueda contribuir a la sociedad”, comenta Catalina Valdés, laica del RC y quien lidera esta iniciativa.
Gentileza foto @abrigarlaesperanza
A las voluntarias de la Fundación Las Rosas se les entregan kits con lanas, palillos, crochet e incluso incluye formatos especiales como unos bastidores para quienes tienen alguna dificultad motora en sus manos. “Queremos que se distraigan y al mismo tiempo beneficien a otros con su tejido”, enfatiza Valdés.
Carolina Baquerizo, Encargada de Fidelización y Acompañamiento a Voluntarios de Fundación Las Rosas, explica que ya son más de 50 las residentas que participan en esta iniciativa. “Agradecemos instancias como las suya, en que las personas mayores son valoradas y reconocidas”, afirma.
Los inicios de Abrigar la Esperanza
Todo comenzó después del terremoto de 2010. Luego de las devastadores imágenes y las necesidades que surgieron de diferentes localidades del país, algunas señoras de Las Condes, que tenían la tradición de tejer cuadraditos desde el colegio, pusieron manos a la obra. En un comienzo partieron entregando frazadas a quienes las fueran necesitando, pasándose el dato entre ellas de a quiénes podrían ayudar. Poco a poco fue tomando forma, y así surgió la primera campaña de invierno. Con el tiempo a las frazadas sumaron ajuares de guaguas, labor que las llevó a ofrecer sus prendas a las señoras de La Dehesa, quienes hace años regalan ajuares a mujeres y familias vulnerables.
Hoy hay quienes tejen cuadraditos, otras se encargan de unirlos a crochet, mientras que otras tantas se dedican a
Parte de los ajuares que tejen las voluntarias. Gentileza foto @abrigarlaesperanza
tejer chalequitos, patitas y gorros para recién nacidos. “Apuntamos a las mujeres que les gusta tejer todo el año, pero sin presión. Ellas entregan cuando pueden, algunas lo hacen de manera periódica, otras una única vez, nos avisan y nosotras pasamos a retirar”, comenta Valdés.
Se consideran un puente entre tejedoras e instituciones con necesidades. Por ejemplo, cuentan con voluntarias apoderadas, o abuelas de niños de los colegios Mano Amiga. “Lo bonito es que ese tejido puede terminar en una familia de la misma comunidad”, relata Valdés.
En Abrigar la Esperanza entregan todos los materiales, un bien que siempre escasea. La invitación es a donar palillos, lanas y crochet, y quienes quieran también pueden hacerlo en efectivo.
Algunas cifras…
– Su cuenta de instagram @abrigarlaesperanza tiene más de 1.300 seguidores.
– Participan más de 120 tejedoras fuera del Regnum Christi.
– Cuentan además con otras 54 mujeres que se dedican a unir cuadrados.