Dejó su huella en el Colegio Cumbres. Fueron varias generaciones con las que tuvo la oportunidad de trabajar y acompañar durante su recorrido. Álvaro, Laico Consagrado del RC, emprende una nueva misión como formador de las nuevas vocaciones a la vida consagrada masculina del RC en México D.F.
Desde los primeros años en el colegio trabajó junto a niños y adolescentes como encargado de formación y atendió a los profesores. También ayudó, durante un tiempo, en el colegio Santa Teresa de los Andes en la Pincoya, en el que acompañó a los jóvenes del colegio, a sus funcionarios, y apoyó las iniciativas apostólicas que tenían que ver con ellos.
En los últimos años, se dedicó a la pastoral de adultos del colegio Cumbres, la que involucra a apoderados, personal administrativo, personal de limpieza, del casino y de seguridad.
¿Cómo ha sido para ti estar tanto tiempo en un mismo lugar y acompañar a las personas en las diferentes etapas de sus vidas?
Ha sido maravilloso acompañarlos desde el ECYD en sus primeras etapas, verlos madurar en su adolescencia con todos sus cuestionamientos, el paso a la universidad y hasta ahora, ya profesionales, verlos formar sus hogares y volver al colegio como apoderados con sus primeros hijos. Esto ha sido un recorrido fabuloso, visto desde esta perspectiva.
También me ha tocado ver la transformación del país en su desarrollo social, económico y político. Esto ha sido algo asombroso, que me ha permitido mirar en perspectiva la necesidad de un aporte más completo de Regnum Christi y de la Iglesia para la evangelización de esta realidad.
La vocación de los laicos consagrados es una riqueza muy grande para nuestra familia, aunque son pocos en Chile tenemos el privilegio de tener una comunidad de consagrados. ¿Qué ha sido para ti trabajar con las otras ramas del RC en Chile?
Yo ingresé al Reino desde que estudié en la secundaria y preparatoria del Cumbres en México. Desde entonces siempre trabajamos con los Legionarios muy unidos. Al igual que siempre estuve ligado al trabajo con los laicos del Reino en los distintos lugares que tuve como misión apostólica como consagrado. Pero nunca lo había hecho con las consagradas. Ha sido un gran descubrimiento poder conocer a mis hermanas consagradas pues ha sido muy enriquecedor y ha significado un gran crecimiento para mí por el enfoque complementario que dan a todos los asuntos.
Cuéntanos un poco sobre tu nueva misión y la relevancia que tiene para las vocaciones de los laicos consagrados
Ahora me han pedido que me haga cargo de un programa de pastoral vocacional en México, donde tendré que tomar contacto con directores de sección de jóvenes del país para visibilizar y promover la vocación a la vida laical consagrada en el Regnum Christi, así como acompañar en el proceso de discernimiento y desarrollo vocacional a los jóvenes en formación. Para esto estaré a cargo del centro de formación de los consagrados que tenemos en la Ciudad de México.
Por este motivo les pido a todos: amigos, familia y conocidos que nos acompañen con sus oraciones por esta delicada misión.
¿Qué te gustaría decirles a los miembros del Regnum Christi en Chile?
Aprovecho de dar las gracias por tanta acogida, cercanía y en muchos casos amistad bien profunda que a lo largo de estos años he podido recibir. El Señor ha sido muy bueno conmigo poniéndome personas tremendamente significativas para mí en todos los aspectos de mi desarrollo.
Quisiera también dejarles una petición: tender puentes, dentro de las posibilidades, poniendo en práctica el amor que Cristo nos tiene y nos enseñó. Hacerlo se ha vuelto imperioso en una sociedad tan dividida en multitud de burbujas inconexas, para disolver esas distancias y barreras mentales que nos hacen mirarnos con desconfianza y falta de espíritu evangélico. En este campo es mucho lo que tenemos por hacer y lo podemos hacer de la mano del Señor.