Comenzó septiembre y quisimos homenajear a nuestros compatriotas que están viviendo su vocación como miembros del Regnum Christi en nuestro país. En total son 18 personas entre sacerdotes, laicos consagrados y consagradas. Aquí sus historias.
Elisa Prieto (29 años de vida consagrada)
Conoció el movimiento cuando cursaba tercero medio a través de su hermana, quien la convidó a participar en actividades de apostolado. “Me encantó ver que otros jóvenes querían conocer a Cristo y hacer algo grande por ayudar a otros”, comenta. Vivió fuera de Chile durante 23 años en los que estuvo en España, México y El Salvador. Hace 6 años que regresó y actualmente trabaja en la pastoral de adultos del Colegio San Juan Diego de la fundación Mano Amiga.
En su familia están felices de tenerla cerca. “Han podido compartir mi vocación, la vivencia de mi vida consagrada, conocer a mi comunidad y compartir mi misión. Ha sido muy bonito ser verdaderamente hija, hermana, cuñada, tía, amiga y poder también ayudarles con lo que soy”, asegura. Para ella ha sido un gran regalo el haber cuidado y acompañado a su madre durante los últimos años de su vida. “Fue para mí ese “ciento por uno” que Jesús promete a quienes llama”.
¿Qué consejo les darías a los jóvenes chilenos que buscan vivir su fe?
Les diría algo que yo misma descubrí cuando era universitaria: se puede tener una relación de amistad con Cristo y descubrir lo mucho que te quiere y también, que la verdadera felicidad se experimenta haciendo algo por los demás.
Padre Francisco Javier Carvajal L.C
El Padre Francisco cumplirá en noviembre 25 años de sacerdocio. Conoció a la congregación el año 80 cuando el Padre Raymund Cosgrave L.C dio una charla en su colegio, La Salle. Al año siguiente se incorporó al Regnum Christi con el primer grupo de jóvenes a cargo del P. Javier Sicilia L.C, como director de sección. Lleva nueve años en Chile y actualmente es Subdirector de Formación y
Apostolado en el colegio San Isidro. Poder ejercer su sacerdocio en su propio país ha sido “volver a las raíces y reencontrar la propia llamada, pues aquí son lugares, personas y hechos muy significativos”, explica.
A su vez le ha permitido ver con más frecuencia a su familia y vivir junto a ella el proceso de enfermedad y muerte de su padre y estar en la vejez de su madre que, “dentro del dolor tiene su belleza humana”, afirma.
¿Qué consejo les daría a los jóvenes chilenos que buscan vivir su fe?
La fe católica, por ser la fe en una persona, más que normas, preceptos y dogmas, que son importantes, tiene mucho que ver con la felicidad y el sentido de vida.
Paulina Rojas (28 años de vida consagrada)
Conoció el movimiento cuando estaba en primero medio en su colegio, a través de alumnas más grandes, incluso una de ellas vivió en México. Llegó hace 2 años a Chile donde está a cargo de su comunidad y al mismo tiempo trabaja en la Sección de Señoras del Centro Misión de Piedra Roja. Si bien para Paulina ha sido duro regresar poco antes del estallido social y luego con la pandemia, considera que ha sido un regalo estar cerca de su familia y sentir lo que los chilenos están viviendo.
Gozadora de los chocolates, de largas conversaciones y caminar al aire libre, aún tiene un anhelo por cumplir en nuestro país: volver a esquiar.
¿Cómo integras tu vida personal, familiar y social con tu misión en Chile?
Al principio fue raro porque mis mundos se juntaban, pero ahora siendo yo misma muy organizada para tener tiempo para todos y para las amigas, que son muchas y muy queridas.
Javier Bendeck (12 años de vida como laico consagrado)
Lleva en total 23 años como miembro del Regnum Christi, pues se adhirió el mismo año que lo conoció y comenzó a participar en Reino Jóvenes. Titulado como ingeniero civil industrial e ingeniero en bioprocesos de la Universidad Católica cuenta también con estudios en filosofía en Ateneo, Roma y teología en la Anáhuac, México sur.
En 2017 regresó para trabajar en la Universidad Finis Terrae y en nuestra Red de Colegios. Está feliz de poder aportar en la evangelización de su país, pues “se ha secularizado rápidamente”, comenta. Además, aprovecha la vida familiar, pues de sus cinco hermanos, cuatro viven en la misma ciudad lo que le ha permitido estar presente en muchos acontecimientos familiares. Actualmente es el director ejecutivo de la Red de Colegios para el territorio de Chile y Argentina.
¿Cómo integras tu vida personal, familiar y social con tu misión en Chile?
Con paciencia y realismo, pues tengo mucho trabajo y a veces no puedo atender los demás ámbitos como quisiera o debiera. Con mi familia nos vemos todas las semanas y a mis amigos los veo con cierta frecuencia, aunque ahora por la pandemia ha sido más difícil.
Anita Guzmán (25 años de vida consagrada)
Se consagró a los 23 años, una vez que egresó de la Universidad de las carreras de periodismo y
ciencias políticas. Conoció el movimiento a través de sus hermanos chicos, pues fueron de los primeros alumnos con que se fundó el Colegio Cumbres el año 86, en una casa en la calle Manquehue. Está en Chile hace 11 años y actualmente trabaja como encargada de familia en el Colegio Cumbres.
Vivir su vocación en su propio país ha sido una doble experiencia. “La esperanza de que es Dios el único que transforma los corazones, y la de no ser profeta en tu tierra”, comenta. A su vez para Anita ha sido maravillo poder estar cerca de su familia y compartir con ella lo cotidiano, “poniendo el hombro, corazón, tiempo y disponibilidad para ayudar en situaciones o necesidades propias de cada una”.
¿Qué consejo les darías a los jóvenes chilenos que buscan vivir su fe?
“Pidan” a Jesús porque Él les dará; “busquen” porque hallarán, “llamen”, pues Jesús les va a abrir. Que se den un regalito: un tiempo y espacio en lo profundo del corazón, cada día, para oír a Jesús, para compartir con Él su día, y aprender de Él el amor al Padre y al prójimo.
Padre Ignacio Cortés L.C
En diciembre cumplirá 20 años de sacerdote, camino al que llegó de la mano de unos amigos que participaban en un equipo del Reino Jóvenes. “Me impresionó mucho el cambio de vida de uno de ellos que estaba en Reino”, reflexiona. Estar en Chile le ha permitido ejercer su ministerio en varios apostolados, como capellán de colegios y director de sección de jóvenes. Actualmente está a cargo de la Iglesia Rectoral Sagrada Familia, en Las Pataguas. Durante todo este tiempo ha podido disfrutar de la familia, bautizar e incluso celebrar matrimonios de algunos de ellos. “Hay que saber discernir y dosificar ya que hay muchas actividades. Tiene que haber un equilibrio y estar disponible sobre todo para lo pastoral”, afirma.
A pesar de tener una agenda cargada de actividades pastorales no ha renunciado a su deporte favorito, el tenis. “Todavía lo practico con muchos amigos que he conocido en diferentes partes. Me gusta competir y por supuesto ganar”, dice entre risas.
¿Qué consejo les daría a los jóvenes chilenos que buscan vivir su fe?
Que sigan a Cristo porque hace feliz: da sentido y peso a la vida.
Carola Infante (29 años de vida consagrada)
Mientras estudiaba diseño en la Universidad Católica conoció el movimiento, al comienzo ingresó a Reino y luego se fue como colaboradora a México. A su regreso decidió consagrarse y dejar atrás sus estudios universitarios. Desde su regreso a Chile, hace casi 6 años, se ha dedicado principalmente al acompañamiento y formación espiritual.
Para Carolina ha sido un regalo y al mismo tiempo un desafío volver a nuestro país. “El Chile que encontré al volver después de 25 años es muy distinto al que dejé, eso ha sido un reto”, comenta. Por otro lado, estar cerca de la familia es volver a sus raíces. “La familia es la que sembró en nosotros mucho de lo que damos como consagrados y es bonito ver que lo que he recibido y lo que doy, está muy enraizado en ella”.
¿Cómo integras tu vida personal, familiar y social con tu misión en Chile?
Estoy aquí como consagrada, esa es mi vida, mi prioridad; eso “soy”. Y desde ahí, me relaciono y busco ver lo que Dios quiere de mí y también, para mí. Tengo una comunidad, una familia, una misión concreta, amistades…combinar todo según Dios vaya mostrando y permitiendo, sabiendo que hay unas responsabilidades y compromisos a los que responder, como todos.
Padre Guillermo Ortega LC
Apenas salió del colegio ingresó a los Legionarios de Cristo, pues se interesó en la congregación luego de escuchar una charla que un sacerdote legionario dio en su colegio. El Padre Guillermo tiene 22 años de sacerdocio y regresó a nuestro país en 2019, luego de vivir durante 27 años fuera de Chile. Actualmente trabaja en dos colegios Mano Amiga: Santa María de Guadalupe en Colina y San Juan Diego en Recoleta. Para él ha sido bello volver al país y así transmitir la experiencia acumulada en el extranjero. “Se trata de evangelizar a una sociedad mayoritariamente alejada de Dios”, reflexiona. También considera que ha sido “gratificante” estar cerca de su familia, pese a que la pandemia ha establecido tiempos en que el contacto físico ha sido restringido al máximo.
¿Qué consejo les daría a los jóvenes chilenos que buscan vivir su fe?
Que descubran la riqueza y la necesidad de la oración, cuando la comprendemos como esa capacidad y acción sencilla, frecuente, natural que me lleva a ir conversando con Cristo se conoce mucho más a Dios, se le escucha mejor y Él nos sostiene, renueva y alienta más. Segundo gran elemento es la vida eucarística, pues es Dios quien transforma y abre a los demás.
Anamaría Mardónez (32 años de vida consagrada)
Llegó hace pocos meses y en plena pandemia. Está encantada de regresar al país pues “es muy rico poder aportar en tu misma idiosincrasia”, afirma. Volver a estar cerca de su familia la tiene feliz pues “el compartir la vida se hace más real, también compartir la fe”.
Anamaría conoció el Regnum Christi cuando estaba en la universidad. Actualmente trabaja como asistente espiritual y emocional de enfermos y sus familias.
¿Qué consejo les darías a los jóvenes chilenos que buscan vivir su fe?
Que no tengan miedo. El amor de Cristo ensancha el corazón y cuando uno vive con autenticidad las personas con las que entras en contacto lo perciben y ese “algo” que se hace atractivo, es “Alguien”.
Cristián Nazer (26 años de vida como laico consagrado)
Oriundo de Illapel llegó a Santiago a estudiar medicina a la Universidad de Chile. Ahí conoció al Regnum Christi de la mano de un sacerdote legionario. “Descubrí que era el camino al que Dios me invitaba para vivir mi vida cristiana”, afirma. Vivió durante varios años en México y regresó hace 12 años al país. Reconoce que volver a Chile ha sido un “bonito regalo de Dios”. “Me permite aportar mi experiencia, particularmente en el ámbito de la educación superior, que es a lo que he dedicado toda mi vida consagrada”, afirma.
A Cristián le gusta leer, ver películas, conocer nuevos lugares, jugar pádel y pasar un buen rato con amigos. Para poder compatibilizar sus múltiples roles, como ser rector de la Universidad Finis Terrae, miembro del Colegio Directivo de la Federación del Regnum Christi en nuestro territorio, en medio de otras laborales, dice que tiene que recurrir a la “creatividad” y “confianza en Dios”. “Cuando pide algo, nos da los medios para poder llevarlo adelante, aunque a veces no sean tan evidentes”.
¿Cómo ha sido para tu familia el que puedas desarrollar tu misión tan cerca de ellos?
Ha sido un tiempo de mucha cercanía, en la que he podido estar en momentos de alegría y también de tristeza como el fallecimiento de mi papá hace ocho años. Poder acompañar a mi mamá en esta nueva etapa de su vida es sin duda un don que el Señor me ha permitido.
Bernardita García (25 años de vida consagrada)
Está en Chile hace 3 años y actualmente es la directora territorial de las Consagradas en el territorio de Chile y Argentina, lo que a su vez le implica ser parte del gobierno de la Federación del Regnum Christi y de la Red de colegios. Conoció el Regnum Christi durante sus años escolares, pues a través de una amiga del colegio conoció el ECYD.
Para Bernardita estar en su país ha sido “un inmenso regalo”, algo inesperado tanto para ella como para su familia. “He podido estar muy cerca de su vida cotidiana, de sus alegrías y luchas, poder ver crecer a mis sobrinos”, destaca.
¿Cómo ha sido para ti vivir tu vocación en tu propio país?
¡Una experiencia preciosa! Buscar dar a Dios en mi tierra, en medio de un tiempo tan difícil como lo ha sido la pandemia, la situación política y social. Llegar a Chile después de 23 años, fue un regalo enorme por la cercanía que he podido tener con mi familia. He querido estar siempre disponible dónde el Señor me enviara y Él me ha querido hacer este regalo.
Padre Javier Ayala L.C
Es exalumno del Cumbres y alcanzó a estudiar tres años de derecho para seguir el camino del sacerdocio. Conoció el movimiento a través del colegio en el que participó en diferentes instancias de formación como ECYD, Reino Jóvenes y luego como colaborador. Regresó a Chile a principio de 2019 y actualmente es director de Sección de Jóvenes en La Dehesa.
El Padre Javier es muy consciente de la gracia que significa estar cerca de su familia y por lo mismo trata de aprovecharlo al máximo. “Mis sobrinos están en el colegio que trabajo, así que los veo todos los días. Es muy importante para ellos ser testigos directos de mi vocación, apostolado y misión; y yo soy feliz de poder ser parte de su vida cotidiana”, afirma. Ejercer su vocación en su país de origen lo toma como un regalo pues le ayuda a conectarse con las historias de los jóvenes y entender mejor a la gente.
¿Qué consejo les daría a los jóvenes chilenos que buscan vivir su fe?
Que no tengan miedo a buscar, preguntar e intentar resolver sus dudas. No abandonen la fe por alguna duda que pueda surgir o por uno que otro tema con el que no estén de acuerdos. La fe católica no tiene miedo a la ciencia, a la razón… al contrario, las alienta, pero para elevarse hacia la verdad, la ciencia y la razón llegan hasta un punto, punto en el cual somos invitados a hacer el salto de la fe. ¡No tengan miedo de dar ese salto! Ese sería mi consejo.
Padre Juan Pablo Álamos L.C
Conoció el movimiento como alumno del Colegio Cumbres, del cual es exalumno. Para él ha sido un privilegio volver a Chile después de 13 años de formación en el extranjero. “Poder servir a la Iglesia en la tierra de origen es una gracia”, afirma. Actualmente es director del ECYD masculino y del RC masculino en la localidad de Buin.
Estar cerca de su familia ha sido un regalo para el Padre Juan Pablo. \”Es la presencia tierna de Dios”, comenta. Además, ha retomado su gran pasión, ser un ferviente hincha de la Universidad de Chile. “La \”U\” ha sido un regalo de Dios para mí. Es un lugar de encuentro entre familiares y amigos, de deporte, de sana competición, de colores y sueños. El hincha, el pueblo azul, es del todo especial: leal, sufrido, que siente el fútbol como
nadie. Sé que los azules me entienden”, dice orgulloso.
¿Cómo integras tu vida personal, familiar y social con tu misión en Chile?
Intento vivir con equilibrio y prudencia, pidiendo consejo cuando lo necesito, y comentando la vida con compañeros más sabios. La ayuda más honda la recibo de Dios: abandonarse a su plan, ser flexible a sus sorpresas. Intentar realizar la voluntad de Dios en cada momento hace que la vida sea armónica. En el fondo es sencillo: Dios mismo unifica nuestra vida.
Padre Ignacio Santa Cruz L.C
Con 22 años de sacerdocio, el Padre Ignacio conoció al Regnum Christi por invitación de unos amigos. Su participación en unas misiones en el sur le ayudó en su discernimiento vocacional. Regresó hace cuatro años a Chile, en los que ha trabajado como Coordinador de Ambientes Seguros para la congregación de los Legionarios de Cristo, los colegios y también como capellán del colegio Maitenes, en Melipilla.
“Para mi familia ha sido una gran alegría que esté en Chile y conocer de modo más cercano mi trabajo apostólico”, comenta. Si hay algo que le ha llamado la atención al regresar a Chile es la disminución de la práctica de la fe y los cambios en la sociedad en general. “Es una gran oportunidad de evangelización la que tenemos en nuestros colegios”, afirma.
¿Qué consejo les daría a los jóvenes chilenos que buscan vivir su fe?
A quienes están a punto de salir del colegio les invito a preguntarse qué les pide Dios concretamente para apoyar la evangelización: “Señor, ¿qué quieres de mí?”.
María Florencia Vicuña Molina (31 años de vida consagrada)
Conoció el Regnum Christi en un viaje que hizo a Europa en que se hizo amiga de una niña que la invitaba a tener “encuentros con Cristo” y a hacer una reflexión evangélica. Cuando regresó a al país la invitó a Reino e ingresó. Florencia lleva ya nueve años en Chile, actualmente trabaja en la pastoral de jóvenes del colegio San Isidro y Reino de jóvenes en Buin. Su regreso le ha traído una inmensa alegría al poder estar cerca de su familia y “poder convivir con ellos en la vida ordinaria y que ellos también puedan ser más parte de mi vida consagrada”.
¿Qué consejo les darías a los jóvenes chilenos que buscan vivir su fe?
Que conozcan a Jesús, en la oración, en la Biblia, que se abran a los planes de Dios, que son fascinantes. Que den espacio a las oportunidades de hacer cosas grandes por los demás en la Iglesia, en la sociedad, al servicio público, de la patria y así construir un Chile más humano, más contento, más lleno de Dios. Que sean protagonistas del cambio a favor de la dignidad, paz y justicia de todos.
Padre Fernando Caviedes L.C
Al igual que el Padre Francisco Javier, el Padre Fernando conoció a los Legionarios de Cristo en una charla que dio el sacerdote de Raymund Cosgrave L.C en su colegio La Salle. Luego de estar 36 años fuera del país, y ya con 24 años de sacerdocio, el P. Fernando Caviedes actualmente trabaja como capellán del Colegio La Cruz. Volver a Chile ha sido un gran desafío pues “ha cambiado mucho la realidad que conocí en mi infancia y juventud”, comenta.
A su regreso ha podido disfrutar de actividades familiares y del cuidado de su padre quien ya tiene una edad avanzada. Trata de integrar los diferentes ámbitos de su vida. “Gracias a Dios no he tenido exigencias contrapuestas entre lo que es mi misión y la familia y espero nunca llegar a tenerlas”.
¿Qué consejo les daría a los jóvenes chilenos que buscan vivir su fe?
Autenticidad en la relación personal con Jesús. Que busquen conocerlo más para dejar que SU persona los cautive y les ofrezca las respuestas a las aspiraciones más profundas que tengan.
Padre Gastón Vicuña L.C
Conoció el Regnun Christi a través del Colegio Cumbres, del cual es exalumno. En él participó desde chico en ECYD, donde llegó a ser colaborador en segundo medio y que le permitió darle “un verano a Dios”, en México, durante dos meses. Esa experiencia reconoce que fue “muy importante para su vocación”. Lleva 5 años en Chile, en los que ha trabajado como uno de los capellanes del Colegio Cumbres, en la Sección de Jóvenes de Las Condes y como consejero territorial de los Legionarios de Cristo en nuestro territorio, con el padre Gabriel Bárcena. “Volver ha sido una experiencia muy buena, he podido colaborar directamente en la evangelización de la juventud. Hay mucha necesidad de manos, corazones, de hombres y mujeres que se quieren dar a la evangelización”, afirma.
El Padre Gastón es el mayor de 7 hermanos. Regresar al país también le ha permitido poder estar cerca de su familia e incluso impartir algunos sacramentos como el matrimonio a su hermana y bautizar a sus sobrinos. “Es una integración muy natural. Parto de la base que mi tiempo es para Dios, vivo en comunidad que vendría siendo mi familia, por lo tanto tengo mis tiempos reservados para ella. Con madurez uno puede combinar los tiempos.
¿Qué consejo les daría a los jóvenes chilenos que buscan vivir su fe?
Les diría que tengan una comunidad de fe, que busquen hermanos en la fe que los acompañe y con quienes puedan conversar de estos temas y sea un constante recuerdo de su vida con Dios. También que estén cerca de los sacramentos, tener buenas lecturas que vayan alimentando la cabeza y a formarse, y por último los invito a transmitir la fe con alegría.