Un grupo de siete jóvenes, acompañados por dos sacerdotes, caminaron 162 kilómetros en 6 días. Thomas Kouyoumdjian, exalumno del Colegio Everest (2018) y actual estudiante de Medicina de la Universidad de Chile, nos narra su experiencia.
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Thomas Kouyoumdjian es un miembro activo del Regnum Christi. Participa en la sección de jóvenes de La Dehesa, donde es auxiliar de ella y colabora con el Padre Javier Ayala LC. Desde mediados del año pasado Thomas comenzó a escuchar de este viaje, pues el mismo Padre Javier se lo planteó porque estaba organizando un grupo para febrero y buscaba interesados. Finalmente, sus ansias de vivir una experiencia nueva y distinta lo motivaron. “Sé que Jesús siempre sorprende para bien y era obvio que me iba a traer cosas muy buenas”, reflexiona. Además, prometía un sentido profundo y no ser un simple viaje de descanso.
“La experiencia fue increíble y única. Es como hacer una pausa en tu vida, y encontrarte contigo mismo en la naturaleza reflexionando sobre ella: lo que has pasado, cómo la llevas y lo que quieres cambiar, todo de la mano de Dios y viendo cómo Jesús va guiándote”.
La peregrinación la hicieron en pleno invierno europeo, por lo que la rutina comenzaba entre 7 y 8 de la mañana para iniciar el trayecto a las 9. Después de un tiempo ya recorrido, el Padre Javier hacía una reflexión en la que cada uno debía ahondar en silencio por una hora, mientras continuaban en marcha. El resto del viaje lo hacía cada uno a su ritmo, algunos solos, otros en grupos. “Reflexionamos acerca del camino de la vida porque hacer el Camino de Santiago es muy semejante: es vivir tu vida a escala”, comenta Thomas. En el transcurso de ellos aprendió lecciones que se pueden aplicar a la vida cotidiana como la importancia de los momentos. “Si te quedaste pegado mirando el suelo, ese paisaje ya pasó y no lo volverás a mirar. Eso mismo sucede también en la vida diaria. A veces, por estar concentrado en algunos temas, te pierdes otros. Puedes estar desenfocado y estar pendiente de cosas que no le importan a tu corazón y finalmente no estar viviendo”, afirma. También, durante la peregrinación cobra importancia el estar acompañados. “Al cielo no se llega solo” (aludiendo a que Dios está siempre con uno) explica. Por último, otra semejanza de la que sacó un aprendizaje es que la meta en la vida no es su final, si no que la vida misma, en el caso de la peregrinación no era Santiago de Compostela, sino el camino mismo. “Lo importante ser conscientes de cómo vivimos y hacia dónde vamos”, concluye.
¿Qué es el camino de Santiago de Compostela?
“Dicen que no hay ni un solo día en que no llegue un peregrino a venerar la tumba del apóstol Santiago”, explica el Padre Javier Ayala LC. Es el camino más antiguo y concurrido de Europa que ha sido recorrido, por más de mil años, por peregrinos católicos que se dirigen a la tumba del apóstol Santiago el Mayor, que yace en la catedral de Santiago de Compostela. “Es un lugar con paisajes maravillosos donde está todo hecho para recibir peregrinos: hay iglesias, ermitas en el camino, una naturaleza impresionante, lo que se presta mucho para la oración y la reflexión, lo que lo convierte también en un camino interior”.
