En esta cercana y emotiva entrevista el actual capellán de los colegios Santa Teresa de Jesús de los Andes y Fernández León aborda su estrecho vínculo con el Regnum Christi, su opinión sobre el proceso de renovación del movimiento y su visión sobre las vocaciones sacerdotales en el contexto actual de crisis que vive la Iglesia Católica en Chile. Es un testimonio que aborda aspectos desconocidos de su vida, que se intercalan con profundas reflexiones sobre su llamado a seguir a Cristo y su labor pastoral con los más necesitados de nuestro país.
No se imaginaba como sacerdote aunque creció en un ambiente profundamente católico marcado por la oración, el catecismo, las actividades parroquiales y los valores familiares cristianos bien marcados. Amante del deporte y la música, el P. Alessandro Magnoni, LC, recorrió un largo camino como aprendiz eléctrico, heladero, obrero en una fundidora y dibujante de circuitos eléctricos para automóviles, entre otras cosas, para llegar al 15 de diciembre de 2012 cuando se ordenó sacerdote en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma. ¿Cómo llegó allí? ¿Cómo ve el proceso de renovación del Regnum Christi? ¿Qué es lo más gratificante de ser sacerdote y qué tan importantes son las vocaciones sacerdotales para nuestro país y el mundo? Sus respuestas a estas y otras interrogantes a continuación…
¿Cómo conoció a la congregación de los Legionarios de Cristo?
“A los 26 años participé en una peregrinación a Medugorje con un grupo de jóvenes guiados por dos sacerdotes de los Legionarios de Cristo, el P. Giuseppe Gamelli y el P. Hernán Jiménez. Esta experiencia cambió mi vida: entendí que María me llamaba para que conociera más íntimamente a su hijo Jesucristo. Después de un tiempo tuve la oportunidad de conocer el noviciado de los Legionarios de Cristo en Gozzano y quedé impresionado con la presencia de muchos jóvenes que habían decidido dejar todo para seguir a Cristo. Sobre todo me impactó lo que se percibía de sus palabras y miradas: la certeza con la que habían tomado esta decisión de vida venía de un encuentro real con el Señor. Tras una experiencia de misiones en México, en unos pueblos ubicados cerca de la ciudad de Querétaro donde compartí con personas en condiciones de pobreza extrema, decidí ingresar al movimiento Regnum Christi”.
¿Cómo fue el llamado a convertirse en sacerdote? Y, ¿por qué convertirse en sacerdote en esta congregación?
“El compromiso con el RC fue para mí una verdadera salvación: las citas mensuales de formación y reflexión evangélica, los momentos de oración, los encuentros con los amigos, la organización de las actividades de voluntariado y otras responsabilidades me llenaron los días. Todo iba cambiando y el día se llenaba de altruismo, y si antes vivía del trabajo y de mis intereses, ahora vivía para los demás y para Cristo. Pero, ¿cómo podía lograr que mi deseo de entrega a todos y el deseo de construir una familia coincidieran al mismo tiempo? Busqué luz en la dirección espiritual y decidí participar en un curso de discernimiento para tener claridad sobre mi futuro: obviamente no tenía la menor intención de saber si mi camino era ser sacerdote, más bien quería encontrar los principios necesarios para fundamentar un matrimonio “perfecto”. En aquellas semanas del curso experimenté la cercanía de Cristo y el inmenso amor que Él tiene hacia mí. Descubrí una serenidad interior que nunca había percibido: entendí que el Señor me llamaba a entregarme de lleno a Él para que fuera totalmente para los demás. Mis papás llevaban años suplicando constantemente a María que yo recobrara el justo camino tanto que al final me consagraron a Ella. Al parecer, como algunos dijeron más tarde, mis padres rezaron demasiado y María se lo tomó en serio acogiéndome totalmente en sus brazos para que escuchara los latidos del corazón de su hijo Jesucristo y pudiera enamórame de Él”.
¿Qué recuerdo tiene de su ordenación sacerdotal?
“Fue un día hermoso, lleno de alegría, sobre todo al ver la felicidad de mis compañeros. No me sentía nervioso y tampoco emocionado, por lo menos hasta el momento en que recibí la unción de mis manos por parte del Card. Velasio de Paolis, quien presidía la celebración: allí no pude contener las lágrimas de gozo por sentirme tan amado por Dios que, a pesar de mi pequeñez y mis errores, me pedía ser su ministro”.
¿Cuáles han sido los otros destinos en que ha colaborado y en qué funciones se ha desempeñado allí?
“Cómo hermano, tuve la gracia de trabajar en el norte de Italia durante dos años en la promoción vocacional y colaboré con en el ECyD y el movimiento en las secciones de Verona y Bolzano. También me tocó trabajar como administrador de la comunidad de Florencia por dos años durante mis estudios teológicos. Después de mi ordenación me quedé en Roma dos años más para conseguir la licencia en teología. Mi primera experiencia ministerial fuera del centro de formación ha sido aquí en Chile, primero, como capellán de dos de los tres colegios Mano Amiga, y actualmente como capellán del colegio Sta. Teresa de Jesús de los Andes en la Pincoya y del colegio Fernández León en Llolleo (San Antonio)”.
¿Qué es lo que más le motiva de trabajar como capellán en zonas de escasos recursos y cuáles son los principales desafíos laborales y pastorales que hay allí?
“Pienso que lo que realmente me motiva a trabajar en zonas así denominadas “de escasos recursos” es pensar que, con el hecho de dedicarles tiempo y decirles que son parte del plan de amor de Dios y que Cristo me ha enviado para escucharlos, ayudarlos y motivarlos a salir al paso, estas personas sientan que su vida vale a pesar de su condición socioeconómica. Ya se sabe que el gran desafío de la sociedad moderna es valer a los ojos del mundo y si no vales, entonces estás excluido de todo y todos. En estas zonas, muchos han perdido la esperanza de ser importantes para la sociedad y se crea una cultura de exclusión. Tampoco las ayudas humanitarias y sociales pueden cambiar la vida de estas personas porque lo que más necesitan es encontrar el verdadero sentido de su existir, y ni el dinero, ni las cosas materiales pueden llenar este vacío: sólo el amor de Dios puede. El cómo, es mi tarea y la de Dios”.
¿Cómo ve el proceso de renovación del RC y cómo ve al RC insertado en la Iglesia de hoy en términos actuales y de futuro?
“Estoy muy feliz y al mismo tiempo impresionado por como se ha vivido y trabajado todo el proceso de renovación del RC. Honestamente estaba muy pesimista hacia esta renovación, convencido que muchos laicos y consagrados se hubieran decepcionado después de tantos cambios y escándalos. Pero no ha sido así, o por lo menos no tanto como pensaba. Veo al movimiento muy comprometido en consolidar la mejor forma de responder a este llamado de Dios y ofrecer a la Iglesia y las almas un aporte valórico y evangélico que de cierta manera vuelva a motivar a las personas que han dejado de creer en Dios y en sí mismos por la sociedad y los malos testimonios”.
¿Qué es lo más gratificante de ser un sacerdote?
“Parece que ser un buen sacerdote es, últimamente, un gran desafío en la vida, porque las cosas se ponen a menudo muy difíciles y complicadas. Eso es verdad, pero pienso que eso es solo el lado B de la medalla. Lo que es más gratificante para mí, es ver como Dios actúa a pesar de mis límites, errores y caprichos humanos, a pesar de las veces que me he tomado injustamente los aplausos de los éxitos, de las veces que no he sido capaz de escuchar al Espíritu Santo o he abandonado algo por miedo al fracaso. Lo más gratificante es saber que Dios, a pesar de que me pida cosas grandes y exigentes, nunca me abandona y siempre está disponible para apostar por mí porque Él me escogió y me conoce y me envía para cumplir su proyecto de amor para la humanidad: sólo me pide ser humilde, confiar en Él y volver a levantarme cada vez que flaqueo”.
¿Qué tan importantes son las vocaciones sacerdotales para nuestra congregación y para la Iglesia Católica en Chile en el contexto de crisis que se encuentra?
“Sea en Chile o a nivel mundial, se dio una baja muy evidente de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada debido posiblemente a un cambio de valores en la sociedad que lleva a una cultura de lo provisional y una incapacidad de crear condiciones favorables para la escucha y el seguimiento del llamado de Dios. Los escándalos que se están presentando en este contexto de crisis en Chile y en todo el mundo, son consecuencia de un desenfoque del verdadero significado de la “sequela Christi” que se deforma en un voluntarismo egocéntrico vuelto a perseguir intereses personales más que los de Cristo. Para la congregación y para la Iglesia en Chile, la promoción de nuevas vocaciones y el cuidado y seguimiento de las almas que ya están consagradas son, a decir poco, vitales para renovar, no solo la imagen de la Iglesia, sino que también el significado profundo de ser cristiano católico, que viene de una respuesta al amor inmerecido de Dios, que a pesar de nuestros errores ha entregado su único Hijo para nuestra salvación”.
Cómo extranjero, ¿qué es lo que más le gusta de nuestro país y qué es lo que más extraña de Italia?
“Además de una excelente acogida por parte de los chilenos en general, he encontrado un gran espíritu de solidaridad a pesar de las marcadas diferencias sociales. Posiblemente la cercanía de la familia es lo que más se extraña, a pesar de los medios de comunicación que permiten reducir las distancias a través de un contacto audiovisual más efectivo”.
Y qué mensaje le daría a la comunidad del Regnum Christi en nuestro país…
“Un mensaje de ánimo y de aliento para luchar contra la tentación de dejarse llevar por la opinión pública y la decepción de los hechos. También de agradecimiento por lo que ha sido, es y sigue siendo el movimiento para nosotros, para ellos y para la Iglesia en Chile. Y por último, un mensaje de alerta a no perder el porqué de nuestro existir como movimiento de apostolado, ya que es muy fácil perder la esencia de nuestro actuar si no sabemos de dónde venimos, a donde vamos y quién está detrás de todo”.