Josefina Turpaud está estudiando su último año de pedagogía básica, lo que combina con su rol de coordinadora general del apostolado “Misión Central”, que tienen los jóvenes de La Dehesa.
Josefina es la segunda de nueve hermanos y como exalumna del Colegio Everest (2017), comenzó a participar en actividades del Regnum Christi desde mucha chica, en misiones familiares. Luego se integró a Net, ECYD y actualmente está en Reino de La Dehesa.
Desde segundo medio que colabora en el apostolado Misión Central, que conoció en una feria que se hizo en su colegio sobre iniciativas sociales. “Me inscribí como voluntaria en un taller de manualidades y desde ahí nunca más lo dejé”, comenta. Actualmente es la coordinadora general de este apostolado que presta ayuda a la comunidad de Los Nogales, ubicada en Estación Central.
¿Cómo se vive el carisma del Regnum Christi en este apostolado?
El Regnum Christi siempre ha transmitido que debemos ser apóstoles de Cristo y salir al encuentro de los demás. Eso es justamente lo que hacemos en Misión Central. Este proyecto lo vivimos siendo apóstoles de Cristo, entendiendo que hay muchas personas que tienen una sed espiritual y humana que necesita ser saciada. Buscamos formar vínculos que sean capaces de saciar esa sed.
¿Qué ha significado para ti participar en Misión Central?
Ha significado mucho. Creo que en estos ocho años me he formado mucho en él. Soy quien soy por lo que el proyecto me ha mostrado, las personas que he podido conocer y por todo lo que cada una de ellas me ha enseñado.
Los inicios de Misión Central
Este proyecto nació el año 2012 a partir de la inquietud que tenía un grupo de alumnos, de cuarto medio del colegio Everest. Querían tener un apostolado que se sostuviera en el tiempo, en que se trabajase con una misma comunidad y así generar lazos profundos. Así llegaron a Los Nogales, una población con muchas necesidades. Comenzaron reparando techos para luego ir sumando nuevas labores. “Este apostolado ha evolucionado mucho a lo largo del tiempo en lo organizacional, pero la esencia y fin del proyecto sigue intacta”, explica Josefina.
Al principio estaba el área de reparaciones a la que con el tiempo se sumó la de financiamiento, comunicaciones, educación, talleres y vida comunitaria, esta última con el propósito de dar mayor protagonismo y dedicación a los lazos y vínculos con los vecinos. “Tenemos un grupo de personas encargado únicamente de conectar con la población, de conocer sus organizaciones sociales, indagar en las necesidades que existen e invitar a los voluntarios a involucrarse y relacionarse con la comunidad”, puntualiza Josefina.
El área de educación surge como una respuesta a la brecha educacional que existe en nuestro país. “Lo pudimos notar fuertemente en los niños con los que trabajábamos en los talleres”, afirma Josefina. Esta área comenzó como un preuniversitario, pero con el tiempo se dieron cuenta de que muchos de los estudiantes no querían entrar realmente a una universidad, y que el problema de raíz venía desde más pequeños, de la educación básica. “Decidimos enfocarnos en hacer reforzamientos a esos niños”, añade.
En qué está hoy
Durante el primer semestre realizaron talleres de educación, experimentos, fútbol y manualidades a los que asistieron en promedio 40 niños cada sábado. Además, organizaron actividades de inicio de año, celebraron el día del libro, de la madre y del padre. También colaboraron con el comedor solidario de la Parroquia Santa Cruz, que entrega comida a 70 personas en situación de calle, y con ollas comunes de la zona. El área de reparaciones, junto a algunos voluntarios, pudo arreglar la casa de tres familias. Todo esto gracias a los 50 voluntarios que participan en este apostolado.
Josefina, junto equipo organizador, están trabajando para formalizar cada vez más la labor que realizan. “Estamos en proceso de hacernos fundación, para así tener la posibilidad de seguir creciendo y llegando a más rincones de la población Los Nogales, respondiendo a las distintas necesidades que se presentan”.
