Llegó a Chile en 2015 y desde entonces que trabaja en la sección de jóvenes de La Dehesa y colabora en el Colegio Everest dando acompañamiento a alumnas de enseñanza media.
Colombiana y la menor de tres hermanas, Clara ha vivido 7 de los 17 años que tiene como consagrada, en nuestro país. Conoció el Regnum Christi a través de unas consagradas que visitaron su colegio y las invitaron a participar en actividades. “Se me abrió un mundo, una manera diferente de conocer a Cristo, de relacionarse con Él como un amigo cercano y eso me llamó mucho la atención”, explica sobre sus inicios en el RC.
¿Cómo fue tu proceso de discernimiento?
Fue difícil porque me peleé mucho con la idea de ser consagrada, pues no era algo que tuviera dentro de mis planes. Finalmente entendí que lo mejor era lo que Dios había pensado para mí y cómo lo quisiera Él.
Fue un proceso difícil, mi familia no es muy practicante, por lo que les costó aceptar la decisión, con años de negociación. Con el paso del tiempo he logrado que mi familia lo viva conmigo y con felicidad.
¿Qué te ha parecido vivir tu vocación en nuestro país?
Ha sido un regalo. Me encanta el trabajo con jóvenes y poder acompañarlos en estas etapas de la vida tan fundamentales. Estoy muy agradecida y asombrada de cómo ellos pueden compartirme su proceso.
Lo que más disfruto, su entusiasmo, cómo se preocupan de su país y se inquietan enormemente por la realidad que viven, eso me ha enseñado mucho.
¿Qué has aprendido tú de los jóvenes?
La inquietud y compromiso social, las ganas de invertir su vida en algo que valga la pena. No contar sólo con lo estipulado, sino que dejar huella y querer ir más allá.
¿Qué le ofrece el Regnum Christi a un joven?
Le proporciona un espacio para crecer en su relación con Cristo a través de los medios que la sección le ofrece y la oportunidad de formarse y llenarse de contenido y razones en lo que cree. El poder ser acompañado por muchas personas, no sólo por su director espiritual, sino también por sus amigos en Cristo.
En qué están en Reino de La Dehesa
Luego de la pandemia, la sección de jóvenes, este año, se ha enfocado en retomar sus actividades. “Hemos buscado reactivar hábitos y prácticas que nos ayudan a vivir la fe como es el volver a reunirse en equipos, fortalecer los apostolados y la presencialidad en la vida ordinaria del reino”, añade. Para eso están incentivando que las personas se reúnan con su responsable semanalmente, que participen de algún apostolado, de las actividades espirituales como la misa universitaria y la hora eucarística, en las charlas de introducción al cristianismo. “Queremos que la vida ordinaria de reino los lance para que sean apóstoles en sus propias realidades”, afirma.
¿Cuáles son los principales desafíos que tienen los jóvenes hoy en su relación con Dios y sentido de trascendencia?
Tienen un desafío enorme porque en la cultura que viven no hay nada que favorezca la vivencia de la fe. Sin embargo, muchos jóvenes están dispuestos a vivirla con autenticidad y sed de encontrarse con Cristo. Creo que la manera de transmitirles a Dios es desde la experiencia más que desde una práctica religiosa, que a veces para ellos no tiene mucho sentido. Hay que entregarles fundamento y razón a lo que viven, no sólo de forma externa, sino en las decisiones interiores que les ayude a transformar su vida.
