Hace unos días recibimos con alegría que nuestra patrona llegaba a los jardines del Vaticano. Carolina Infante, consagrada chilena del Regnum Christi, colaboró en la obra que comenzó a gestarse hace 2 años. “El trabajo con la piedra iba acompañado con oración. Fueron muchas las intenciones que se presentaron a la Virgen y que sin duda se llevó en su corazón de Madre de todos los chilenos”, destaca.
Carolina Infante, consagrada chilena del Regnum Christi, recibió hace 2 años la invitación para participar de la elaboración de un mosaico de la Virgen del Carmen que se instalaría en los jardines del Vaticano. La obra es de la artista nacional Francisca Claro y está elaborada con 15.400 piezas que fueron recolectadas de diferentes partes de nuestro país.
¿Cómo fue la experiencia de participar en esta obra?
Fue un privilegio poder aportar un granito de arena en este proyecto tan especial y relevante, en el que de alguna manera pude ofrecer a Dios, a la Virgen y a Chile una parte de mí y de mi tiempo. El trabajo de mosaico es lento, requiere de paciencia y perseverancia. La piedra no es un material moldeable, es difícil de trabajar, muchas veces hay que “obedecerle” en sus vetas, formas, durezas, por lo tanto te enseña muchas cosas en el proceso.
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Combinar trabajo y oración fue un regalo y un aprendizaje. En la vida hay muchos momentos en los que el trabajo silencioso permite la oración y no siempre los aprovechamos para eso. Sobre todo el trabajo manual, que puede convertirse en momentos muy ricos de unión con Dios, de intercesión, de escucha, etc. Pensar que esa Virgen, en la que puse algunas piedrecitas, ahora está en los jardines Vaticano con todas esas intenciones, es motivo de mucha alegría y esperanza.
¿Por qué crees que es significativo que la Virgen del Carmen esté en los jardines del Vaticano?
Aunque el proyecto empezó a trabajarse hace más de 2 años, el taller se inauguró poco después del estallido social en Chile, a finales de 2019 y la Virgen fue terminada en marzo de este año. Todo este tiempo han pasado muchas cosas en nuestro país y se han ido gestando cambios importantes.
No creo que sea coincidencia que el mosaico fuera trabajado en paralelo a estos acontecimientos, con oración, y que su destino sea estar en el corazón de la Iglesia, en el Vaticano. Ahí está ahora nuestra querida Virgen del Carmen, intercediendo por nosotros en estos tiempos. Pienso que es un signo de esperanza para Chile.
¿Crees que el arte puede ser un medio evangelizador?
Estoy convencida que el arte es un medio privilegiado de evangelización. Siempre lo ha sido, desde los inicios del cristianismo, cuando se mostraba la vida de Jesús y de María en pinturas y mosaicos para catequizar a los creyentes. Hoy en día el mundo está muy revuelto y confuso, y ha ido perdiendo el valor y aprecio a lo bello, lo bueno, lo verdadero.
El arte lleva a Dios porque la belleza viene de Él y a la vez, el hombre necesita expresar quién es Dios a través de la música, del arte, la escritura, etc. La belleza visible abre a la belleza trascendente, y si el arte se combina con oración, es doblemente evangelizador.
¿Te gustaría volver a participar en algo así, tienes algún otro proyecto en la mira?
Sí, me gustaría. Hay un proyecto de otro mosaico, de la vida de san Francisco de Asís, que está frenado por la pandemia. Si se abre, me gustaría participar.