Carlos Cáceres y Carmen Rivas comparten cómo las Horas Eucarísticas han transformado sus vidas, ofreciéndoles un espacio para reflexionar, fortalecer su fe y renovar su relación con Jesús en medio del ajetreo semanal. Las Horas Eucarísticas del Regnum Christi se han convertido en un momento especial de adoración y conexión espiritual para muchos. Jóvenes y adultos encuentran en este espacio semanal la oportunidad de detenerse, reflexionar y acercarse más a Cristo.
Carlos Cáceres, de 19 años, y Carmen Rivas, también de 19, cuentan cómo esta experiencia ha impactado sus vidas, ayudándolos a profundizar en su relación con Dios y a afrontar con mayor claridad y paz los desafíos del día a día.
¿Qué significa para ti dedicar tiempo a la Hora Eucarística?
Carlos: “Para mí es bacán tener un espacio dedicado a la oración durante la semana. Me deja pegarle un break a la semana, mirarme para adentro, pegarme una conversa con Jesús, cuestionarme ciertas cosas, reafirmar mi fe y replantearme mis objetivos del día a día”.
Carmen: “Los jueves los instauré como una ‘pausa obligada’, en la que no necesito ni resolver el mundo ni replantearme todo, sino que sé que Él sólo quiere que lo acompañe. Los jueves son tanto una instancia de descansar en Él como una oportunidad de recargar energías para una nueva semana”.
¿Cómo ha cambiado tu relación con Dios desde que asistes a las Horas Eucarísticas?
Carlos: “Mi relación con Dios se ha fortalecido harto porque la Hora Eucarística es un minuto totalmente dedicado a Él. Según los evangelios y los testimonios de distintas personas, lo vamos conociendo mejor, con lo que puedes ir entendiendo mejor su forma de actuar y sus enseñanzas”.
Carmen: “He pasado de pensar qué debo hacer más por conocerlo, a entender que la amistad con Él se cultiva día a día. Una parte clave es el diálogo y, en particular, dejar que hable Él”.
¿Hay algún momento especial que te haya marcado durante la Hora Eucarística?
Carlos: “Me marcan harto los testimonios de las personas. Es muy choro escuchar las distintas formas de pensar sobre ciertos evangelios y cómo pueden relacionar acciones y cosas de su vida cotidiana con estos”.
Carmen: “La mayor enseñanza que me he llevado es que a nosotros sólo nos toca estar y entregarnos, Él hace todo lo demás. Hay que poner siempre nuestro 100%, entendiendo que eso es menos del 0,1% de lo que hacemos con Cristo”.
¿Qué le dirías a quienes aún no se han animado a participar?
Carlos: “Les diría que lo probaran, que le diesen una oportunidad porque es un minuto en la semana que te ayuda mucho a ti mismo y a tu relación con Dios”.
Carmen: “Denle la pelea a la flojera y a la distracción, porque lo que obtenemos a cambio es mucho más grande. Sólo se necesita tener un corazón abierto a la experiencia de Jesucristo que revitaliza, calma y llena de su amor a quien sale a su encuentro”.