Regnum Christi Chile

REGNUM CHRISTI

Félix Gómez Rueda LCRC, director general de los Laicos Consagrados del Regnum Christi: “El RC representa el querer del Señor y una expresión concreta de Su amor”

Nació en España, pero creció en Ciudad de México, junto a sus tres hermanos. Conoció al RC en la academia de lenguas de Dublín, Irlanda, donde se sumó a las actividades del ECYD y luego a su regreso a México comenzó a participar en la sección de jóvenes del poniente de esa ciudad. “ Me di cuenta de que Dios quería más de mí… no sólo que participara, sino que hiciera de ese camino mi vida”. Con 33 años como laico consagrado del Regnum Christi y miembro del Colegio Directivo General profundizamos con él sobre el proceso que estamos viviendo.

“No cabe duda de que, en todos estos años, en Chile y Argentina, se ha formado una comunidad que busca dar a conocer su fe. Sin embargo, siempre cabe preguntarse: ¿Se ha hecho todo el bien posible? ¿Ha sido transformada la sociedad chilena, en algo, por el influjo de quienes han tenido contacto con el Regnum Christi?”. Estas son las preguntas que nos hace Félix Rueda, quien, en palabras suyas ha hecho al Regnum Christi, su vida desde que se consagró en agosto de 1989. “El RC representa el querer del Señor y una expresión concreta de Su amor”, explica.

¿Qué ha significado para usted ser miembro del Colegio Directivo General de la Federación del Regnum Christi en sus inicios y también estar a cargo de la Sociedad de Vida Apostólica de los Laicos Consagrados del RC en sus orígenes?
Un don y un compromiso.

¿Cómo evalúa el rol que está teniendo el Regnum Christi en la evangelización de nuestro territorio?
El rol del Regnum Christi en Chile y Argentina, y en todos lados es dar gloria a Dios. Es lo que busca toda la Iglesia. Como Regnum Christi tenemos una forma particular de hacerlo: salimos al encuentro de todos, revelamos el amor de Dios, reunimos y formamos personas para que sean apóstoles y líderes, al estilo de Cristo, en sus comunidades.

No cabe duda de que, en todos estos años, en Chile y Argentina se ha formado una comunidad de personas que busca dar a conocer su fe. Sin embargo, siempre cabe preguntarse: ¿Se ha hecho todo el bien posible? ¿Ha sido transformada la sociedad chilena, en algo, por el influjo de quienes han tenido contacto con el Regnum Christi? Sin duda, podemos reconocer frutos de evangelización: muchas personas conocen el mensaje de Jesús a través del Regnum Christi y sus obras educativas y apostólicas.

También podemos ver cómo la sociedad chilena necesita aún más. Y en Chile -como en Argentina o también en México, España, Estados Unidos, o cualquier otro lugar donde estamos-, constatamos signos y hechos inquietantes. Podríamos desanimarnos y pensar que no hemos hecho lo suficiente, que nuestra labor ha quedado trunca o que no ha logrado verdaderamente influir en el camino de esas sociedades. Reconociendo que hay mucho por hacer, debemos ser justos y valorar también la obra que el Señor ha realizado por medio del Regnum Christi, en muchas personas y comunidades.

Chile tiene indicadores más parecidos a países europeos en cuanto a la secularización de nuestra sociedad, para usted que viene de Italia y conoce la realidad de más países de ese continente ¿Cómo se expande el Reino de Cristo en sociedades más agnóstica o con menos sentido de transcendencia? ¿Qué rol tienen en ello los consagrados?
Todos hemos presenciado la progresiva desacralización de las sociedades que antes se autodefinían como cristianas. Chile no ha estado exento. En América Latina marca una tendencia y ha seguido más de cerca a las sociedades europeas occidentales en una penetrante y creciente secularización. Los males de nuestras sociedades se han presentado también en Chile y han sido identificados de forma anticipada. En ocasiones se han manifestado con tintes violentos que responden también a aspectos históricos y sociales que evidencian soluciones incompletas e injusticias aún vivas.

¿Cuál es la respuesta adecuada? Me parece que nuestro tiempo exige lo que ya anticipó Jesús en el Evangelio: tenemos que ser fermento. Nuestra forma de vivir y de actuar debería notarse y atraer hacia formas nuevas. Debería ser un reclamo constante, una imbatible defensa de lo que es bueno, verdadero y bello. Como Regnum Christi, esa actitud y convicción se concreta, no sólo en la vida personal, sino también en la creación de instituciones que influyan positivamente en la sociedad.

Me preguntas por la labor de los consagrados en todo esto. Queremos aportar nuestro testimonio y nuestro trabajo para llenar de sentido cristiano las realidades temporales. Estamos disponibles. Queremos dar nuestro trabajo y nuestra alegría al servicio de la Iglesia. Queremos, como Cristo, estar cerca de los hombres como hermanos, como uno más que camina con ellos. Los consagrados tenemos un nombre formal: “Laicos Consagrados del Regnum Christi”. Quisimos que reflejara las tres dimensiones de nuestra identidad: laicos, es decir, en este mundo como lugar querido por Dios, y con un modo propio de verlo como lugar de encuentro entre Dios y el hombre; consagrados, con una vida que es ofrenda a Él de nuestro ser y nuestro trabajo, y que se convierte en signo de la presencia del mismo Dios a través de los consejos evangélicos a los que nos comprometemos; y en el Regnum Christi, es decir, desde su carisma, espiritualidad y estilo de vida.

¿Cuáles son los principales desafíos que tienen actualmente como Sociedad de Vida Apostólica y cómo pueden las otras vocaciones del Regnum Christi apoyarlos frente a esos desafíos?
Podría responder fácilmente diciendo lo obvio: tenemos un reto numérico pues somos pocos. Si queremos aportar más a la misión del Regnum Christi, necesitamos ser más. Optamos conscientemente por no hacer frente a este desafío de manera directa, porque creemos que Dios llama a quien quiere y que sigue llamando. Lo que a nosotros toca es ser lo que Él quiere que seamos: reflejar con nuestra vida la plenitud de una vida entregada a Él, mostrar la alegría de la vida cristiana. El desarrollo completo de nuestra identidad es el mayor reto: vivir como cristianos, vivir plenamente según su designio.

En realidad, nos apoyamos entre todos en el Regnum Christi. Porque sólo lo somos si reflejamos la expresión completa del carisma en nuestras diferentes identidades y en los lugares concretos que Dios ha querido. Nosotros no podemos ir solos, es evidente. Tampoco queremos ir solos. En Chile tenemos una pequeña comunidad con presencia preponderante en la Universidad Finis Terrae y en labores de ayuda al gobierno del territorio. Desde Chile han salido varios consagrados a misiones en otros lugares.

¿Qué valor, o característica, ve que es propia del Regnum Christi en nuestro territorio?
El profesionalismo, la formalidad, la seriedad con la que se hace frente a los retos. En Chile se trabaja en un grupo educativo importante: desde el ámbito universitario hasta la educación básica. Se busca colaborar en las diferentes realidades sociales del país.

Estuve en Argentina por primera vez hace poco tiempo, en noviembre de 2021. Me sorprendió la apertura y acogida de las personas, y la creciente magnitud de las obras que hemos emprendido allí, en tiempos nada fáciles, pero con el compromiso de legionarios, consagradas y miembros laicos del Regnum Christi.

¿Qué espera, como miembro del Colegio Directivo General, de la próxima Convención General del Regnum Christi?
Los últimos 12 años han sido para el Regnum Christi una auténtica experiencia sinodal. La comenzamos de forma accidentada y vacilante. Tuvimos que aprender mucho, prácticamente todo. Porque pensábamos que “estábamos básicamente bien”, que bastaba una visita apostólica sencilla para resolver lo que supimos de la vida del P. Maciel y nos encontramos con un mundo renovado.

Yo espero para el Regnum Christi una apertura a los retos de la fe cristiana y del mundo católico. No tenemos las respuestas, tal vez sólo tengamos alguna o muy pocas. En estos pocos años, el Regnum Christi se ha abierto a los graves problemas de la cultura, vida familiar, comunicación y vida social. La Convención General debe ser un momento de gracia, que nos permita analizar y descubrir entre nosotros las actitudes y las formas en que “responder a las necesidades de la evangelización” (Estatutos Federación Regnum Christi, 11).

Yo espero también de la Convención un nuevo impulso hacia la comunión concreta. El Regnum Christi no es y no debe ser la obra que un grupo de religiosos, sacerdotes y consagrados(as) realiza. El Regnum Christi -más allá de sus formas canónicas y de las estructuras que necesariamente tenemos que darnos para su gobierno y gestión- ha de ser expresión concreta del trabajo conjunto, donde cada uno participa de acuerdo con el llamado que Dios le ha hecho, y donde todos somos responsables. El Regnum Christi representa un movimiento hacia el apostolado y la evangelización. La Convención, como ejercicio sinodal, debe ayudarnos a encontrar caminos y formas concretas, particularmente en la vida de tantos seglares comprometidos en sus realidades cotidianas.

 ¿Cómo evalúa estos primeros años de la Federación del Regnum Christi?
Son ya cuatro años, desde mayo de 2019. Como Colegio Directivo General hemos querido que la Convención misma haga este ejercicio de evaluación. Se diseñaron los medios para que cada
Colegio y Convención Territorial pueda brindar sus propuestas y aportaciones. Queremos ponerlo en común y brindar también la visión que tenemos desde el nivel general. Queremos autoevaluarnos: constatar lo que va bien, buscar caminos y soluciones a lo que no está dando el fruto deseado o no hemos logrado entender u organizar correctamente.

Desde el inicio, vislumbramos el reto de la comunión y la autonomía. Se concreta en la inserción de cada uno en “el todo” del Regnum Christi. Es natural que se presenten desafíos: porque el Regnum Christi está formado por diversas vocaciones y, porque las vocaciones consagradas tienen, además, su propia conformación canónica y gobierno interno. Somos una sola familia -un cuerpo apostólico-compartimos espiritualidad y misión (no. 6 de los Estatutos de la Federación Regnum Christi). Cada uno aportamos lo que nos es propio (no. 5).

He constatado que no basta la convicción, por más que la tengamos todos. Se presentan desafíos importantes en su aplicación. ¿Qué significa e implica en concreto mantener una misión común? ¿Cómo se gobierna una misión de todo el Regnum Christi manteniendo a la vez la legítima autonomía personal y de cada instituto que tiene derecho y gobierno propios? ¿Cómo se gestiona la comunicación? Estos nuevos retos no son diferentes a los que tenemos con las obras apostólicas. Ellas mismas exigen y tienen su propia gestión y dirección. Ellas participan también de la misión de todo el Regnum Christi.

Personalmente soy optimista y estoy esperanzado. La redacción del número 6 de los Estatutos me inspira mucho y me ayuda. Me recuerda que no es una obra sólo nuestra. Los Estatutos reconocen como voluntad de Dios que trabajemos juntos. Si de verdad creemos que Dios así lo ha querido, iremos encontrando -como hasta ahora- soluciones y caminos.

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