Cinco matrimonios, en su mayoría compañeros de universidad y exalumnos del Cumbres, decidieron comenzar a profundizar temas espirituales en pareja una vez al mes, aventura en la que fueron acompañados por el Padre Pablo de Juan LC hace una década, y que en mayo de este año celebraron en conjunto.
Hace 10 años que un grupo de amigos, que en su mayoría habían sido compañeros de universidad y exalumnos del Colegio Cumbres, comenzaron a casarse. Algunos plantearon la inquietud de seguir compartiendo juntos esta nueva etapa, ante lo cual surgió la idea de formarse espiritualmente en pareja. Desde entonces ha pasado una década, siempre bajo la dirección del Padre Pablo de Juan L.C, con quien profundizan diferentes temas con el Evangelio como centro.
Mario Espinosa junto a su señora Javiera Cervantes fueron los encargados de preparar la primera pauta de reflexión que tuvieron como grupo el 6 de mayo de 2013. También estuvieron presentes Juan Ignacio Maiza con Adriana Kaulen, Álvaro de los Hoyos con María Luisa Mayo, y Pablo Silva junto a Verónica Allende. Han tenido período de bajas momentáneas por estudios fuera de Chile, o asuntos laborales, pero la perseverancia ha sido su sello. Al tiempo su sumó al grupo Gabriel Tejeda con Francisca Marín.
Testimonio de Verónica Allende
Casada con Pablo Silva hace 11 años, son padres de tres niños entre los 9 y 4 años.
¿Cómo ha sido para ustedes como matrimonio contar con esta instancia de formación espiritual?
Ha sido una oportunidad muy enriquecedora. Nos da la oportunidad de salir de la rutina y centrarnos en nuestro matrimonio por un ratito. Además, el compartir con otros matrimonios nos da otras perspectivas y nos motiva a seguir creciendo espiritualmente como grupo. Esto ha creado un vínculo muy fuerte entre nosotros.
¿Cómo es la dinámica en cuanto a quién prepara el tema y cómo se eligen?
Nos reunimos una vez al mes, las fechas están establecidas desde principio de año. Los temas son desarrollados por los sacerdotes en conjunto con un matrimonio durante el año anterior, se nota mucho trabajo y dedicación. Respecto a la dinámica, nos juntamos en Piedra Roja y ahí un padre nos hace una pequeña reflexión, después cada grupo se instala en una salita y comentamos una pauta que tiene una explicación del tema y un caso práctico con preguntas para contestar en grupo y otras para hablarlas en pareja. Finalmente se propone un propósito grupal. Todo esto se desarrolla en un ambiente muy cercano, llevamos algo para comer y comentamos el caso.
¿Qué ha significado para tu vida matrimonial esta instancia de formación?
Entender que es fundamental cuidar nuestro matrimonio, que es la base de nuestra familia y que, para eso, siempre debemos tener a Dios en el centro. Ha sido una oportunidad para entender en profundidad este sacramento, qué implica y a verlo a través de los ojos de Dios. Creo que lo más importante ha sido darnos un espacio y tiempo para salir de la rutina y pensar cómo queremos vivir este sacramento.