“Aprendemos mutuamente, unas de otras, madurando nuestra fe y valores humanos”, afirma Isabel Margarita Alcalde quien participa hace 9 año como monitora de ANSPAC. La labor de voluntarias como ella resulta fundamental ya que son quienes llevan a cabo la misión de formar, de manera integral, a las mujeres que participan en los diferentes programas de superación que imparte ANSPAC. “Uno con el tiempo logra ver los frutos de nuestro trabajo cuando vemos que logran salir adelante en sus relaciones familiares y se empoderan de sí mismas, se sienten seguras y dignas como seres humanos y son capaces de hacer cambios en sus vidas y entornos”, reflexiona M. Eugenia Rivera, quien forma parte hace 16 años de este apostolado del Regnum Christi.
Luego de un año y medio de pandemia esta fundación celebró el Día de las Monitoras como una instancia de encuentro y reconocimiento. “Siempre decimos que son nuestros brazos, sin ellas no existiríamos como organización”, comenta Marcela González, coordinadora Nacional de ANSPAC.
En la oportunidad participaron 34 monitoras quienes recibieron la charla “Como estoy Godoy” dictada por la Fundación Vínculo, con el objetivo de motivarlas a seguir trabajando y se les entregó un reconocimiento a diez de ellas, quienes realizaron un muy buen trabajo durante la pandemia.
Actualmente ANSPAC cuenta con 109 monitoras, quienes son las responsables de entregar los contenidos que han sido desarrollados con una metodología propia en tres áreas: formación humana – familiar; espiritual; y técnicas manuales. Para poder participar en esta instancia se les pide a las voluntarias comprometerse con este apostolado, ya que bajo su responsabilidad hay un grupo de mujeres que esperan recibir sus clases semanalmente, las que generalmente consisten en sesiones de 2 horas impartidas durante las mañanas de 10 a 12. Para ello, son capacitadas y acompañadas por el equipo directivo de ANSPAC.
“Ha sido una experiencia maravillosa para mí y también para mi familia. Al contarles los testimonios de mujeres de distintos sectores han podido empatizar con las necesidades que existen en nuestra sociedad y todos ellos participan en algún tipo de apostolado, por lo que agradezco a ANSPAC la oportunidad que me han dado de poder crecer como persona y mujer”, concluye M. Eugenia.