Lucas nació el 23 de agosto de 1984 en Santiago, Chile. Su etapa escolar la cursó en el Colegio Cumbres de Santiago. Entre 2003 y 2006 estudió arquitectura en la Pontificia Universidad Católica de Chile. En 2007 ingresó a la Legión de Cristo en el Centro de noviciado de São Paulo. Después de su primera profesión religiosa, en 2009, colaboró durante un semestre como promotor vocacional en Curitiba, y ese mismo año inició sus estudios de humanidades clásicas en Salamanca. Estudió el bachillerato de filosofía en Roma de 2010 a 2012. Durante sus prácticas apostólicas fue instructor de formación en el Colegio Cumbres de Santiago y colaboró en la sección de jóvenes del Regnum Christi de Las Condes. Entre 2015 y 2018 estudió el bachillerato de teología en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma.
“Mi fe y mi relación personal con Dios crecieron en el colegio”
“En mi familia siempre fuimos a misa los domingos y siempre rezamos el Mes de María. Mi mamá preparaba un altar a la Virgen y todos los días nos juntábamos a rezar. Eso fue un trasfondo indispensable. Mi fe y mi relación personal con Dios crecieron en el colegio Cumbres con experiencias de encuentro con Él como las clases de religión, la vivencia de los sacramentos, los retiros y los campamentos del ECyD. Un día me pregunté si tenía razones para descartar la posibilidad de que Él me estuviera llamando al sacerdocio. No las encontré y en IV medio le di mi “sí” definitivo a Jesús, entrando después de cuatro años de universidad al noviciado”.
“A los sacerdotes nos toca estar detrás de los laicos llevándolos a Cristo”
“Las vocaciones sacerdotales son fundamentales para nutrir al Pueblo de Dios con los sacramentos. Eso no lo puede hacer nadie más. ¡Y es que sin sacramentos no tenemos la presencia real de Jesús en la Eucaristía ni el perdón de nuestros pecados! Pero más allá de la importancia de los sacerdotes, pienso que en estos tiempos que corren la evangelización pasará por laicos que sientan el llamado del Señor a seguirlo con radicalidad en medio de sus realidades cotidianas y se comprometan a fondo con Él”.
“Sacerdote como puente entre Dios y los hombres”
“Siento que la ordenación es un llamado y a la vez un regalo que el Señor me hace. Un llamado a seguirlo como servidor en su Iglesia según el ejemplo que Él me ha dado, como instrumento suyo. Y un regalo porque es un don totalmente gratuito e inmerecido de poder colaborar con Él. Me gusta mucho la imagen del sacerdote como puente entre Dios y los hombres. Me parece fundamental que el sacerdote esté muy conectado con Dios y con su propio pueblo. Para esto se necesita dedicar tiempo al Señor en la oración, dejarse interpelar por su Palabra y cultivar la actitud “en salida” de la que tanto insiste el Papa Francisco”.
Salir al encuentro de los que están lejos de la Iglesia
“Hay desilusión o insatisfacción que se ha traducido en rechazo o en indiferencia hacia la Iglesia. Pero salir al encuentro y escuchar con sinceridad puede ayudar a quitar los obstáculos que impiden abrirse a Dios. Estoy seguro de que Jesús no deja de trabajar en los corazones; y desde la cruz sigue atrayendo a las personas con su amor. Los hombres fallamos, pero Él no, y es a Él a quien necesitamos”.
El deporte, la familia y la naturaleza
“Me gusta mucho jugar fútbol, salir a correr y subir cerros. Hacer paseos por la naturaleza o por la ciudad con la familia, los hermanos o los amigos. También disfruto contemplar la naturaleza y leer”.
Mensaje de la familia Délano Gaete
“Lucas era un niño entusiasta e inquieto como todos los de su edad. Como familia íbamos todos los domingos a Misa y tratábamos de participar en todas las actividades del colegio Cumbres. Un día mientras estudiaba Arquitectura en la Universidad Católica nos dijo que quería hablar con nosotros y nos contó que estaba decidido a entrar al seminario. Nosotros lo acogimos con mucho cariño, sin embargo, su partida fue difícil porque fue el primero de los cinco hermanos en irse de la casa y su falta se sintió muchísimo. Tener un hijo consagrado es sin duda una gracia de Dios, es sentirnos tocados por el misterio de una vocación que surge con mucha fuerza aun en medio de las dificultades de la Iglesia en nuestro tiempo. Y como todos los padres, lo único que queremos para nuestro hijo es su felicidad. Por el camino que él ha elegido, su felicidad está en ser fiel a Jesús y a su vocación. Esperamos que con un sacerdocio generoso, Lucas contribuya a la renovación de nuestra Iglesia y entregue un mensaje de esperanza a todos quienes nos encontramos en su camino”.