En una ceremonia cargada de mucha emoción monseñor Fernando Ramos, Obispo Auxiliar de Santiago y Administrador Apostólico de Rancagua, ordenó diáconos Legionarios de Cristo en la parroquia San Francisco de Sales a los ex alumnos del colegio Cumbres Juan Pablo Alamos Zegers, Javier Ayala Birrell, Lucas Délano Gaete y al mexicano Christian Leal Russildi. El 4 de mayo del 2019, estos cuatro servidores de Cristo recibirán el orden sacerdotal en la basílica San Juan de Letrán en Roma comunidad.
Una gran fiesta se vivió este sábado 4 de agosto en toda la familia Regnum Christi y en la Iglesia Local. Juan Pablo Alamos Zegers, Javier Ayala Birrell, Lucas Délano Gaete y Christian Leal Russildi fueron ordenados diáconos en la la parroquia San Francisco de Sales. Acompañados por sus familias, amigos, Legionarios de Cristo, consagradas, miembros de Regnum Christi Chile y gran cantidad de ex alumnos estos futuros sacerdotes se manifestaron muy emocionados por este paso en su vida espiritual en este día que se celebra a San Juan María Vianney, conocido como el Santo Cura de Ars, patrono de los sacerdotes
Durante la homilía de ordenación presidida por Monseñor Ramos éste les hizo un llamado a “sustentar lo que están viviendo desde la condición de personas que han recibido una vocación del Señor, la que se verifica desde la amistad con Jesús. Es una amistad gratuita y generosa, pero que no está descontada en el diario vivir. Por esta razón, en el caminar como diáconos y después como sacerdotes se podrán dar cuenta que la vocación que han recibido solamente se sostiene desde la amistad con Jesús. Cuan amigo eres de Jesús, cuan pleno y fecundo será tu ministerio. Día a día hay que reactivar esa amistad para que no se duerma y aparezcan otras amistades que pueden ensombrecer nuestro corazón”.
Asimismo monseñor Ramos destacó como “la identidad de la persona consagrada no se expresa en los ritos que haga o en las acciones que emprenda o en la formalidad de sus gestos. La identidad del consagrado se vive y se expresa en la capacidad de amar, en la permanencia en el amor como lo entiende y vive Jesús. Así, entonces, se podrá experimentar el gozo perfecto de una existencia plena”.
Monseñor Ramos puso de manifiesto el servicio al que se disponen estos nuevos consagrados: “el diácono, por medio de la ordenación, se configura con Cristo servidor. Su misión es el servicio y los frutos que se esperan de él están en directa relación con el servicio”. A lo cual agregó que “el mejor fruto duradero que producen los diáconos es poner de relieve que el servicio es la mejor escuela de convivencia social, porque, bien conducido, pone a los más débiles y vulnerables al centro de nuestras preocupaciones”.
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