Es la primera en llegar y una de las últimas en irse de Piedra Roja. Organizada y atenta a cualquier detalle, es una cara conocida para quienes participan en la vida de este Centro Misión, pues trabaja en la sección de señoras hace 19 años.
Bajita, de paso rápido y atenta a resolver situaciones cotidianas del Centro Misión, Paulina recorre Piedra Roja revisando que todo funcione de manera correcta. Dirige el trabajo de los jardineros, que se hagan las mantenciones correspondientes a las instalaciones, que las salas estén habilitadas para las actividades organizadas e incluso informar de los cambios de horarios de las Misas y otros eventos. Conoció al Regnum Christi como apoderada del Colegio Cumbres, al ser invitada a participar por la consagrada Gloria Fernández. “Me atrajo su alegría”, comenta. Casada hace 36 años con Álvaro Ovalle y madre de tres hijos entre 35 y 29 años, Paulina tomó la decisión de adherirse al RC hace 22 años porque le hacía muy bien. “Me ayudó a cambiar lo pesimista que era”, confiesa.
¿Qué ha significado en tu vida el Regnum Christi?
Más que mi trabajo es mi segunda casa. Llevo tanto tiempo acá, hemos vivido tantas cosas, que me siento en una verdadera familia.
Desde tu experiencia trabajando en el Centro Misión de Piedra Roja: ¿Cuáles son las principales inquietudes o desafíos de las familias hoy?
La mayor inquietud la veo en la falta de Dios, que se está viviendo en el mundo. El desafío es volver a re-encantar para que se adhieran más señoras al RC, y volvamos a velar por las familias con los valores que se han ido perdiendo, como por ejemplo el respeto.
¿Qué encuentra una señora en el Regnum Christi?
Una gran familia, que apoya.
¿Con qué te quedas del Regnum Christi?
Con esa familia incondicional que encuentras. Con la alegría y el gran trabajo espiritual que prestan los sacerdotes, con el consejo apropiado y la palabra de ánimo.