Estudió en el Colegio Everest donde participó en las diferentes actividades del Regnum Christi, primero en Net y luego en el ECYD. Asumió, hace poco tiempo, como encargada del ECYD de esta localidad, lugar al que llegó buscando una instancia de formación.
Bernardita se trasladó a vivir a Rancagua junto a su marido, con quien lleva un año y medio de matrimonio. Al llegar a este nuevo destino se acercó al Colegio La Cruz en busca de una instancia de formación para mujeres o matrimonios en la cual participar. Así conoció, a fines del año pasado, a Carolina Buitrago, consagrada RC encargada del ECYD. Una tarde, recibió una llamada de ella para pedirle apoyo en la supervisión de un grupo de niñas, ya que no podría estar presente. Luego de esa experiencia, Bernardita revivió los buenos momentos y recuerdos que tuvo en su época escolar al participar en el ECYD. “Le comenté a Caro cuánto me apasionaba la formación de los jóvenes”, afirma. Tiempo después, recibió una nueva invitación, esta vez para ser la encargada del ECYD femenino en Rancagua, dado que Carolina debía tomar nuevas responsabilidades pastorales.
¿Qué te ha parecido la experiencia hasta ahora?
Organizar el ECYD femenino ha sido un gran desafío y al mismo tiempo una preciosa oportunidad. He aprendido mucho de todas las personas que forman parte, me he sentido apoyada siempre y recibido mucho cariño. Ha sido una experiencia renovadora y maravillosa, donde a pesar de tener muchos desafíos, me he sentido muy cómoda y llena de gratitud.
¿Cuáles son los principales desafíos que tienes en esta labor?
Mi mayor desafío es que las niñitas profundicen su amistad con Jesús, que lo conozcan y se sientan queridas por Él. Me encantaría que cada una de mis alumnas ECYD sean grandes santas y puedan llevar a Cristo al corazón de tantas personas que lo necesitan.
¿Qué significa para ti el ECYD?
Significa una prueba de que la Iglesia sigue viva y llena de Dios. Es un lugar de encuentro con uno mismo, con los demás, con Cristo y su Iglesia. El ECYD es pasarlo bien, reflexionar, rezar y vivir una vida normal de la mano de Jesús.
¿Qué crees que atrae del ECYD a los jóvenes de hoy?
Creo que los jóvenes ven el ECYD como un lugar poco común, interesante y misterioso que quieren conocer porque les entrega respuesta a muchas de sus preguntas. Tratamos de que sea un espacio acogedor, de confianza y buenos tratos, donde cada persona es importante.