A fines de marzo se realizó el retiro de sanación Levántate, que convocó a 40 participantes y que fue dado por las consagradas Carolina Infante, Carolina Grove y el padre José Alberto de la Garza LC.
Francisca Barranco se incorporó al RC en junio de 1994, pronto cumplirá 30 años. Llegó a este retiro por un afiche online que compartieron en un chat que tiene con personas del Regnum Christi. “Llevaba tiempo sin hacer un alto, y tenía la necesidad de reflexionar y alimentar el alma. Quería ver qué quiere Dios de mí”, explica.
¿Qué te pareció el retiro?
En un principio fue distinto. Estaba acostumbrada a retiros que eran una meditación y uno se quedaba unos minutos en silencio en un diálogo personal con Jesús. Levántate es distinto, es mucho más tipo charla donde entiendes mejor ciertas cosas, y es también una invitación a llamar y alabar al Espíritu Santo. Algunas dinámicas me sorprendieron y me gustaron mucho.
¿Con qué mensaje o reflexión te quedaste?
Fue un momento de realmente saber que el Espíritu Santo estaba ahí, y que Dios me ama. Que podía soltar. La verdad es que me fui de ese retiro muy liberada, en el sentido de decir: mira estas cosas que me complican, que me angustian y que me tienen atrapaba las puedo soltar porque Dios me ama tal cual soy, y no pasa nada.
Salí muy liberada, sintiéndome en paz y amada por Dios.
Qué le atrajo del Regnum Christi
Francisca llegó literalmente como ella misma explica tocando la puerta. En su inquietud por perseverar en su formación espiritual llegó a la sede en Av. Suecia, donde comenzó a funcionar la primera sección de “señoritas” en Chile. Recuerda que tocó el timbre y dijo: “quiero que me ayuden a seguir conociendo a Jesús”. Desde entonces han pasado ya tres décadas.
“El Regnum Christi ha sido un medio maravilloso para las distintas etapas de mi vida y diferentes momentos espirituales: cuando he estado más entusiasta y también cuando me he sentido más seca. Todos los medios creativos que existen, tanto apostólicos como espirituales, son realmente necesarios para tener una vida plena aquí y más plena allá”, concluye.