Ismael Barella, alumno de cuarto medio del Colegio San Isidro, participó por quinta vez en las misiones de Semana Santa. A sus 18 años, comparte cómo esta experiencia lo ayuda a profundizar su relación con Dios y a salir de la comodidad.
Con tan solo 18 años, Ismael Barella ya ha vivido cinco misiones de Semana Santa. Estudiante de cuarto medio del Colegio San Isidro, confiesa que cada año esta experiencia lo toca de una manera distinta. “La verdad es que las misiones de Semana Santa nunca dejan de sorprenderme en la forma que se viven, uno está mucho más conectado a Jesús, lo que hace que podamos acompañarlo de una mejor forma”.
Lo que lo motiva, dice, es el deseo de acompañar a Cristo en su sufrimiento. “La que me motivó mucho a ir a estas misiones fue poder acompañar a Jesús en el sufrimiento que vive en Semana Santa, por otro lado, también siempre es bueno ir a ayudar en lo que se pueda a la gente”.
Ismael cree que todos tienen esa chispa interior que los mueve a dar un paso más en su fe. “Yo creo que todos tenemos esas ganas de salir a ayudar y también mejorar nuestra relación con Dios”.
Además, reconoce que este impulso espiritual llega en un momento clave del año. “Obviamente influye, nos da el empujón que necesitamos a la vuelta del verano (por lo menos yo), que siempre es un poco más difícil, pero de ahí para adelante depende completamente de cada uno”.
A quienes aún no se animan a participar, les deja un consejo directo: “Que si están con la duda, simplemente vayan, que traten de salir de la comodidad y que después, Dios hará lo suyo y los va a dejar con ganas de más”.
Una experiencia que, sin duda, sigue marcando su camino de fe y dejando huellas en su corazón.