Regnum Christi Chile

TESTIMONIO | El P. Hubert Reiner, L.C., sobre el Regnum Christi: “Me enganchó su dinamismo apostólico, su espíritu de caridad y que ponían la persona de Jesús en el centro”.

¡Fue amor a primera vista! Con esa frase el P. Hubert Reiner, L.C., oriundo de la ciudad de Augsburgo en Alemania, nos explicó la forma que nació en el año 1994 su relación con el Regnum Christi. El mes pasado este sacerdote alemán regresó a México no sin antes relatarnos su historia vocacional, su experiencia en nuestro país como capellán de la Universidad Finis Terrae y su visión sobre varios temas del movimiento y la Iglesia. 

El Padre Hubert conoció varias congregaciones y seminarios diocesanos durante su juventud porque desde muy pequeño quiso ser misionero, sin embargo, nunca vivió la conexión que sintió cuando conoció a la Legión de Cristo: “Me enganchó su dinamismo apostólico, su espíritu de caridad y que ponían la persona de Jesús en el centro”.

¿Cómo conoció a la congragación de los Legionarios de Cristo?

En 1994 el primer legionario que llegó a Alemania hizo una presentación de la congregación a un grupo de laicos católicos comprometidos. Mi catequista me invitó a esa conferencia. Fue una situación muy bonita por que fue amor a primera vista. La catequista dudó en invitar a mi hermano y a mí. Ella dudaba que fuéramos a ir porque no era una reunión para jóvenes sino que para adultos. Ella obedeciendo al Espíritu Santo igual nos invitó a asistir. Y al final los dos fuimos y terminamos siendo sacerdotes”.

¿Qué recuerda de su ordenación sacerdotal del 24 de diciembre de 2005?

Fue una fecha muy bonita. Lo que más recuerdo fue que al final de la misa el cardenal Norberto Rivera dijo que al ser quien ordenaba tenía el privilegio de recibir la primera bendición de los nuevos sacerdotes. Con mucha humildad se arrodilló adelante de nosotros y nos pidió que lo bendijéramos. Esa muestra de humildad y el sentido sobre natural de ese gesto fue algo que me marcó mucho”.

El Padre Hubert colaboró en su natal Alemania cinco años en la promoción de la congregación y del movimiento Regnum Christi. En el año 2010 comenzó a colaborar como capellán en la Universidad Anáhuac del Sur en la Ciudad de México. Luego en el año 2012 fue trasladado al mismo puesto pero en la Universidad Anáhuac de Cancún. En esa localidad también se desempeñó como encargado de la pastoral de turismo y colaboró en su tiempo libre como misionero y construyendo capillas en los pueblos mayas de la zona. El Padre Hubert relató que “fue una experiencia muy bonita porque muchos de esos pueblos estaban perdidos en la selva y que nunca habían sido visitados por un sacerdote”. Ya en diciembre de 2016 llegó a Chile para colaborar como capellán en la Universidad Finis Terrae.

¿Qué desafíos encontró en la evangelización de los jóvenes en su trabajo en la UFT, teniendo en cuenta que no era una universidad en su esencia católica?

Dificultad sobre todo en la flojera ajena y propia de que les cuesta salir de sus rutinas diarias, o de hacerse un tiempo. Pero me encontré con mucho más interés de lo que yo me esperaba. No es una universidad con alumnos mayormente católicos, hay muchos agnósticos o ateos, que es una tendencia mundial, sobre todo, a esa edad que están soltándose de su pertenencia familiar y buscando su propia ubicación en la sociedad. Eso no me inquietó porque vi una oportunidad de presentar la Iglesia y la fe en Jesucristo de una nueva manera.

¿Cómo ha visto la recepción y la respuesta de los jóvenes de la universidad a este nuevo escenario donde hay una pastoral y actividades religiosas en su campus?

Encontré mucha apertura y honestidad intelectual. Cuando uno da un argumento se acoge y se respeta, aunque a veces los jóvenes no comparten la opinión que uno manifiesta. Encontré una acogida sorprendente en la UFT. No participan en las actividades pastorales o espirituales del campus, pero no interrumpen o no se oponen o lo critican. Ojalá que puedan encontrar ese empujón para que puedan empezar a participar. Yo creo que mientras más activa sea la pastoral, más personas van a participar. Trabajamos una imagen renovada y una presentación más unificada bajo el lema “terra fecunda” que significa que la UFT sea una tierra fecunda para las almas y para la fe. Al inicio me miraban raro, pero ahora todos me saludan. El desafío es no dejarse llevar por prejuicios, simplemente ofrecer el mensaje de Jesús con sencillez, sin juicios, y sin etiquetación”.

Este sacerdote alemán regresó a México en el mes de julio no sin antes relatarnos su visión sobre varios temas como el proceso de renovación del Regnum Christi, la situación de la Iglesia Católica en nuestro país y qué expectativas tiene de su nuevo destino como vicario en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen en Quintana Roo.

¿Qué tan importantes son las vocaciones sacerdotales para nuestra congregación y para la Iglesia Católica en Chile en el contexto de crisis que se encuentra?

Con o sin crisis son súper importantes. Yo no creo que la crisis cambie la perspectiva de eso. Yo creo que tenemos mover mucho la conciencia y la apreciación de lo que es una vocación, que es un don de Dios. Aquí varios jóvenes se me acercaron con inquietudes vocacionales. No conozco ningún periodo en el tiempo en donde no se manifieste que los jóvenes están alejados de la Iglesia. La historia siempre es así, dice que la juventud actual es la peor, porque es la única. Y siempre es el mismo corazón humano el que busca a Dios. Es el mismo corazón humano que busca su lugar en la sociedad. Es el mismo corazón humano que dice qué hago con mi vida. Y es una pregunta que se presenta a cada generación. Cada generación tiene la inquietud sobre a qué, a quién o como consagra su vida a una carrera o a una familia o a Dios. Yo crecí en un ambiente de mucha oración, de caridad, de ayuda a los demás, de no enjuiciar a las personas, y de hacer el bien. No había una fe obligada, más bien era muy cotidiano y espontáneo. La fe era porque Dios existe, nos ama y por eso nosotros lo amamos. Mi madre está feliz y orgullosa con dos hijos sacerdotes. Ella nunca nos obstruyó o nos empujó al sacerdocio, simplemente nos apoyó en la decisión que nosotros tomamos. Yo creo que ella rezó mucho para que llamara a uno de sus hijos. Y estoy muy agradecido también de tener un hermano sacerdote en otra congregación”.

¿Cómo ve el proceso de renovación del RC y cómo ve al RC insertado en la Iglesia de hoy en términos actuales y de futuro?

Lo veo como un camino que por una parte fue tedioso, pero que por otro lado fue un proceso de mucha fe en la Iglesia que nos guiaba y nos acogía con el Papa Benedicto y el Papa Francisco a la cabeza. La postura de no cambiar o de cambiar todo no era la postura del Espíritu Santo, que quería purificar o potenciar el bien que había. Ahora llegando al final del proceso yo veo que entendemos mucho más nuestro carisma, porque lo hemos reflexionado juntos con mayor profundidad. Lo que antes veíamos como tedioso, ahora lo vemos como que era un camino necesario, una manera de reflexionar y meditar nuestro propio carisma y de acogerlo. Ahora estamos con la mejor de las disposiciones para vivirlo en su plenitud y que lleve muchos frutos para la Iglesia y las almas. Yo lo veo como un gran don de Dios”.

¿Qué es lo que más le motiva de colaborar en su nuevo destino como vicario en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen en Quintana Roo? ¿Cuáles son los principales desafíos laborales y pastorales que hay allí?

Humanamente me motiva volver a un lugar donde tengo muchos amigos que te acogen con mucho cariño. Espiritualmente allí hay personas con mucha fe, con una gran disposición que esa fe se transforme en obras. De mi experiencia anterior en Quintana Roo nació un grupo misionero de familias que se encargan de misionar en distintos pueblos para que crezca la fe. Ellos estaban dispuestos a salir, a moverse, a hablar de Jesús y a anunciar el Evangelio y no solo con palabra sino que también con obra. Eso es una cosa muy bonita. La nueva parroquia que armé hace siete años comenzó como una mesa de picnic en un parque de una nueva urbanización. Tras dos años teníamos dos misas con 300 participantes y después el municipio nos donó el terreno e hicimos los planes y construimos la Iglesia. Yo hice lo mío que son los sacramentos y lo demás lo hizo la comunidad que se movió para hacer crecer sus propias iniciativas, apostolados y parroquia”.

¿Qué es lo más gratificante de ser un sacerdote?

Lo más gratificante de ser sacerdote es cuando las personas encuentran a Jesús. Y como les cambia la vida y sus corazones. Eso es sin mucho trabajo o planificación, es simplemente porque sucede y no por las capacidades de uno. Cuando eso sucede uno se da cuenta que no es por uno sino por el Espíritu Santo que actúa y eso es lo más bonito. Y también es lo más esperanzador, porque la Iglesia no depende de mí, depende de Dios”.

¿Qué mensaje le daría a la comunidad del Regnum Christi en nuestro país?

Que el amor todo lo puede, ámense los unos a los otros, amen a la Iglesia, a los que no forman parte de la Iglesia, a todos, sin prejuicios, sin limitaciones, y cuando vean a una persona, cierren los ojos, sonrían y digan en su corazón, te quiero”.

 

 

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