La representación de los laicos en el Colegio Directivo Territorial vive un momento de renovación. Tras un período de entrega y compromiso, Mónica Etchebarne concluye su servicio, abriendo paso a Soledad Valente, quien asumirá esta responsabilidad con la misma disposición de seguir fortaleciendo la vida y misión del movimiento. En estas entrevistas, recogemos sus reflexiones y expectativas en torno a esta transición que une gratitud, continuidad y esperanza.
Mónica Etchebarne: “Poder trabajar de la mano, las cuatro vocaciones, ha sido una maravilla”.
Con la serenidad de quien mira hacia atrás y reconoce el camino recorrido, Mónica Etchebarne nos comparte lo que significó para ella su paso por el Colegio Directivo Territorial. Sus palabras reflejan gratitud, aprendizajes y la certeza de que este servicio dejó huella tanto en su vida personal como en la misión compartida

¿Qué te motivó a aceptar esta responsabilidad cuando te la propusieron?
Mi motivación siempre ha sido ponerme al servicio del RC en lo que se me pida, por eso cuando me lo propusieron lo acepté inmediatamente, aunque con cierto susto a la responsabilidad que estaba asumiendo, pero confiada en aportar desde mi experiencia y vivencia de años en el RC.
¿En qué consistía tu rol en el CDT?
Mi rol en el CDT fue representar a los laicos asociados a la Federación RC y en conjunto con las 4 ramas: Legionarios, consagradas, consagrados y laicos asociados, poder dirigir y liderar con prioridades y objetivos comunes la Federación RC.
¿Cómo describirías tu experiencia en el Colegio Directivo Territorial?
Fue una gran experiencia, de mucho aprendizaje y de mucho trabajo, rescatando sobre todo el trabajo en equipo y la confianza entre nosotros. Poder trabajar de la mano las 4 vocaciones ha sido una maravilla, sin duda hay que seguir por ese camino ya que es una bendición para nuestro movimiento.
¿Qué papel jugó la oración y el discernimiento comunitario en tus decisiones?
La oración y el discernimiento son un punto muy importante para la vida y por supuesto muy necesarios para tomar el tipo de decisiones que están a cargo del CDT. Nunca podemos olvidar que finalmente todo nuestro trabajo y esfuerzo es para dar a conocer más a Cristo a los demás.
¿Cuál fue tu mayor aprendizaje en este tiempo de servicio?
Mi mayor aprendizaje en este tiempo de servicio fue ver en primera persona cómo todos los que formamos el RC, independiente de nuestra vocación, queremos y trabajamos por el RC con mucha convicción y amor a Cristo. Esto lo pude ver muy claramente en todo el trabajo y preparación que se realizó para la Convención Territorial y en la Convención General en Roma 2024 donde tuve la suerte de participar y ver que pese a las miles de dificultades en el camino, siempre reina el carisma del RC con alegría y esperanza.
¿Cómo ves el rol del laico en el gobierno del Regnum Christi hoy?
El rol del laico ha ido cobrando cada vez más importancia en el RC y por ello cada vez ha ido tomando mayor participación en los gobiernos tanto territoriales como en el general. Hoy se escucha mucho al laico. Ahí tenemos una gran desafío de seguir trabajando y formándonos para ir tomando mayores responsabilidades dentro del RC.

Soledad Valente: “Pongo lo poco que soy en sus manos, para que Él lo multiplique”.

Con entusiasmo y apertura, María Soledad Valente, gerente de Familia Unida, se prepara para iniciar este nuevo desafío. En sus respuestas se percibe la motivación y la esperanza con que asume la representación de los laicos, consciente de la responsabilidad que implica, pero también de la riqueza de seguir colaborando en la vida del movimiento.
¿Podrías contarnos brevemente quién eres y cómo llegaste a formar parte del Regnum Christi?
Soy la tercera de 4 hermanos, ex alumna del VMA. Estudié pedagogía básica a pesar de la oposición de mi familia, porque quería poder aportar para que los niños pudieran ser todo aquello que Dios soñó para ellos. Posteriormente hice un Magíster en educación con mención en gestión. Fui directora del PE del Everest por 15 años. Estoy casada con José Arias hace 34 años, tenemos 3 hijos, todos ex alumnos del Everest.
Yo tenía muchas ganas de ser parte de un movimiento y me había acercado a varios para conocerlos. Increíblemente estando en el VMA nunca me invitaron al RC. Mi marido se incorporó al RC por un amigo que lo invitó. En esa oportunidad intenté fallidamente acercarme al RC. En el año 96, mi hijo mayor entró al Everest y en la primera reunión de mamás pedí que me invitaran. Desde entonces tengo el privilegio de pertenecer a la familia RC.
¿Qué fue lo que más te motivó a dar este paso y aceptar el cargo en el CDT?
La verdad me siento profundamente agradecido de Dios por haberme llamado al RC. En estos 29 años, he tenido la oportunidad de formarme, de tener una experiencia de Cristo profunda y de vivir lo que significa ser parte de una familia espiritual que te acompaña en todos los momentos de tu vida, en las duras y en las maduras. Solo puedo sentir gratitud con los sacerdotes, consagradas y consagrados que mi familia y yo hemos tenido el regalo de tener cerca. ¡Cómo entonces decir no! A pesar de que genuinamente reconozco mi pequeñez, humildemente pongo lo poco que soy en sus manos, para que Él lo multiplique.
¿Qué cambios o continuidades consideras importantes para el futuro del movimiento en el territorio?
Creo que el movimiento está en un momento histórico de madurez institucional y creo que, en esa línea, es muy importante continuar en la consolidación de la Federación y del trabajo sinérgico de las distintas ramas.
¿Qué importancia ves en el trabajo colaborativo entre laicos, consagradas, consagrados y legionarios?
Creo que la unidad en la misión y compartir nuestro carisma, nos debe mover a un trabajo colaborativo, sinérgico y en donde se valore el aporte de cada miembro y sus respectivas ramas. Los laicos debemos involucrarnos y sentirnos responsables por extender el Reino de Cristo en nuestra sociedad, no podemos dejar esta labor solo a los miembros consagrados. De este modo podremos hacer vida el llamado del Papa a la sinodalidad.

¿Cuál era la misión principal de Familia Unida y a quién estaba dirigido? ¿Qué frutos o aprendizajes destacarías de tu experiencia en ese servicio?
Familia Unida es una fundación con presencia internacional, que lleva más de 30 años en Chile. Queremos matrimonios felices y familias unidas para nuestro país. Familia Unida busca, a través de la formación y el acompañamiento, dar herramientas para fortalecer integralmente a la familia. Para ello, ofrecemos talleres y cursos para distintos actores del entramado social (familias, parroquias, empresas, instituciones educativas), de acuerdo con las necesidades que éstas presentan en las distintas etapas y circunstancias de su ciclo vital.
Colaborar con FU ha sido una experiencia tremendamente enriquecedora y desafiante. La familia hoy está siendo atacada fuertemente, las políticas públicas la han empobrecido. En este escenario, poder ofrecer un granito de arena para fortalecer a las familias chilenas nos ha movido a trabajar poniendo el alma y nuestro profesionalismo en ello. Fortalecer una familia es fortalecer una comunidad y desde ahí, Chile tendrá una sociedad mejor. En palabras del Cardenal Chomalí: “El camino de Chile se fragua en la familia. No hay otro camino”.
¿Qué mensaje te gustaría dar a la comunidad del Regnum Christi ahora que asumes este nuevo servicio?
Me gustaría invitarlos a renovar el llamado que un día recibimos para formar parte del RC y que esta vocación encienda fuego en sus corazones para amar más al Señor y salir al encuentro de las almas.