Regnum Christi Chile

Verónica Cruz y triduo de renovación: “Cristo sale una y mil veces a mi encuentro y me revela su amor”

 

Bajo el tema “Cristo que sale a mi encuentro y se me revela”, se reunieron 17 señoras de la localidad Las Condes, quienes reflexionaron sobre el carisma del Regnum Christi a la luz del Evangelio.

Una de las asistentes al triduo de renovación fue Verónica Cruz, quien es miembro del Regnum Christi desde hace 41 años. “Gracias al acompañamiento y guía de los sacerdotes y consagradas he podido acercar cada día más a Dios a mi vida, crecer en conocimiento y amor a Cristo”. Con esa gracia, explica que ha podido compartir esta experiencia de fe con quienes la rodean a través de los diferentes apostolados en los que ha participado durante todo este tiempo.

Verónica conoció al Regnum Christi a través de su colegio, el Villa María, donde comenzaron a realizarse los primeros encuentros entre sus alumnas, por la experiencia vivida en México por una de ellas. Ya en la universidad decidió incorporarse. Lo hizo porque en el RC le enseñaron a poner a Cristo como modelo a seguir y de conocerlo de una forma alegre. “El que me impulsen a hacer apostolado, a ponerme en las manos de Dios porque Él da la gracia para anunciarlo y a vivir las virtudes, ha sido importante para mi vida”. Una vez casada partió a España donde conoció y visitó diferentes centros del RC en Europa. “Pude comprobar que en todos ellos reina el mismo espíritu de caridad, alegría y deseo de conocer, amar y dar a conocer el amor de Cristo a quienes nos rodean. Lo que se resume en: ¡Cristo Rey Nuestro, Venga Tu Reino!”.

Durante el triduo, las participantes recorrieron algunas escenas del Evangelio, donde Cristo se encuentra y revela su amor a la Hemorroísa, a María Magdalena y a Santiago. “Profundizamos en el tema de la cruz, donde Dios manifiesta su amor a los hombres a través del sacrificio de su hijo en la cruz”, explica Verónica.

¿Con qué te quedaste de este Triduo?

Me quedo con la gran riqueza que deja un retiro de fin de semana en silencio. Cuesta mucho darse el tiempo, tuve mil tentaciones y justificaciones para no ir, pero finalmente lo hice y ya llegando a esa casa tan especial (Calera de Tango) en la que se respira paz y la presencia de Dios en todos los rincones, pude experimentar a través de la oración, las meditaciones, sacramentos y adoración al Santísimo, que Cristo sale una y mil veces a mi encuentro y me revela su amor.

Ahora volviendo al “mundo”, mi desafío es poner en práctica lo recibido: me toca ser apóstol Suyo en mi familia, trabajo y sociedad.

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