Llegó a nuestro país hace 15 años, de los cuales 13 estuvo a cargo de la formación de jóvenes con quienes recorrió el país construyendo capillas, levantando mediaguas y misionando. Es una persona de convicciones: a sus 12 años decidió entrar a la Escuela Apostólica como seminarista y ante la pregunta si le costó discernir su vocación, responde de manera decidida, “no”.
El Padre Pablo de Juan L.C proviene de Segovia, España, y de una familia numerosa: es el quinto de 10 hermanos, uno de ellos también sacerdote de los Legionarios de Cristo, el Padre Francisco. En 2021 celebró sus 25 años de sacerdocio, oportunidad que fue acompañado por tres de sus hermanas. Reconoce la influencia que tuvieron en su vocación sus padres, abuelos y tíos de quienes recibió “una formación humana y cristiana muy profunda, de valores bien puestos”. Lo ha marcado el cariño y unidad que se tienen entre todos.
A sus 12 años conoció a un sacerdote legionario de Cristo que visitó su colegio y le habló de la Escuela Apostólica, un centro vocacional para quienes tuviesen una inquietud de seguir a Cristo. Con el permiso de sus padres, visitó el lugar por un fin de semana, y durante los siguientes meses continuó su reflexión. Luego, decidió probar durante el verano, si era su lugar. Finalmente ingresó a los 13 años a la Apostólica ubicada en Ontaneda (Santander), España. “Fue el espíritu de familia, la caridad entre los seminaristas y la alegría lo que me atrajo a ingresar”, comenta.
El Padre Pablo ha pasado gran parte de su sacerdocio en nuestro país, principalmente trabajando con los jóvenes. Fue desde esa labor que coordinó, hasta hace poco, el apostolado Cruzadas, que ha levantado hasta la fecha 130 capillas en 20 localidades de norte a sur. “Me ha llenado mucho la vida el conocer a tantos jóvenes”, confiesa.
Otra de las grandes actividades que ha organizado han sido las peregrinaciones, con jóvenes, a Tierra Santa durante 10 años. Con ellos se hacía una labor de colaboración en arqueología en el Centro Magdala, del Regnum Christi, a la vez que conocían y hacían una gran experiencia de los lugares recorridos por Jesús.
Desde hace dos años está a cargo de la sección de los señores de Las Condes. Su labor consiste en entregar orientación espiritual e instancias de formación a hombres ya adultos. De alguna manera, y como él mismo lo explica, pasa a ser parte de sus vidas al acompañarlos en momentos tan importantes, como los bautizos de hijos o nietos, matrimonios de familiares o acudir a dar la comunión o unción a un enfermo cercano.
¿Qué significa para usted el Regnum Christi?
El Regnum Christi es el medio por el cual el Espíritu Santo ha iluminado a nuestra congregación para santificar a quienes están en contacto con nosotros. Es un medio de santificación que las personas han ido adquiriendo en sus vidas y nosotros como sacerdotes, somos instrumentos.
¿Cómo se llega a los jóvenes con el mensaje de Jesús?
Hay que meterse en la vida de ellos: en sus deportes, música, gustos e ideas, para entenderlos. La amistad y la cercanía humana lleva a la cercanía espiritual. El mensaje cristiano llega cuando se comparten experiencias de todo tipo: deportivas, familiares, viajes, cumpleaños, etc. De la amistad al convencimiento y, luego, a la entrega.
¿Qué encuentra un señor en el Regnum Christi?
Encuentra historia. Muchos señores que participan llevan 20, 30 años e incluso más, por lo que el Regnum Christi es parte de su vida y familia. También se ven a sus esposas, hijos y otros familiares en nuestros colegios, apostolados, peregrinaciones. Hay un cariño particular al RC.
¿Qué espera para los próximos 25 años de sacerdocio?
Perseverar fiel al Señor: ser humilde, trabajador, entregado y muy cercano a mis hermanos legionarios.