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Desafío Misionero: evangelizar en altura

Durante cuatro años Desafío Misionero trabajó con la comunidad de Pascha ubicada a cuatro mil 100 metros de altura, visitándola dos veces al año.

Lola Isasmendi conoció al Regnum Christi como apoderada del Instituto de Humanidades Santísima Trinidad. Su primer acercamiento fue para proponerle a los sacerdotes hacer un apostolado que se hiciera cargo de evangelizar a los poblados más apartados, de zonas rurales, a los que sólo se llega a pie y luego de horas de senderismo, algunas veces, a más de 4 mil metros de alturas. Así nació, hace seis años, Desafío Misionero con el apoyo de dos capellanes del Colegio.

Lola junto a su familia.

Lola, casada hace 29 y mamá de cuatro jóvenes entre 17 y 26 años, algunos ya profesionales, es de profesión profesora de educación física. Por años fue entrenadora de carreras de aventura, afición que también practicaba. Esa experiencia la llevó a conocer localidades muy alejadas ubicadas en altura, a las que accedió como corredora. “Fui conociendo su cultura y necesidades, pues son lugares muy vulnerables” explica. Durante cuatro años Desafío Misionero trabajó con la comunidad de Pascha ubicada a cuatro mil 100 metros de altura, visitándola dos veces al año. “Acercamos la catequesis, junto con el párroco del lugar, y formamos a los chicos para que recibieran los sacramentos”. Además, bajo este apostolado surgió Proyecto Luz que llevó energía solar a estos poblados que estaban en altura y con muchísimo sol.

El equipo que integra Desafío Misionero entrena durante el año para poder llevar a cabo su labor. Para eso, durante 2021 tuvieron instancias de “trekking espirituales” que consistía en hacer pequeñas reuniones de comunidad en la cima con la idea de prepararse para realizar la misión en altura. Sin embargo, el equipo base se disolvió con la pandemia y Lola está sumida en sus estudios de Ciencias Sagrada y las clases de Participación Social que imparte a los alumnos del colegio. Su idea, para revivir Desafío Misionero, es peregrinar desde las alturas con las comunidades de La Puna para la festividad del Señor y la Virgen de los Milagros, en que los pueblos bajan en columnas hacia la catedral de Salta en el mes de septiembre. “Tenemos que tirar leña al fuego para que encienda de vuelta”, concluye.

Su experiencia con equipo de matrimonios
Lola se hizo miembro del RC en 2014, un año después de haber iniciado el apostolado de Desafío Misionero. Su participación en la pastoral de matrimonios de RC surge de la inquietud de un grupo de querer juntarse y profundizar en la fe y en los temas de la realidad actual.

De eso ya han pasado 6 años, no ausentes de períodos de cierto desgano por continuar, pero que han sorteado juntos. Hoy llevan como nombre San Pablo, por su impetuosidad, y lo integran 7 parejas. ”En un momento perdimos el sentido, la misión y visión” comenta. Por eso, durante un fin de semana se reunieron como equipo a trabajar y redactaron, como fruto de ello, sus estatutos de grupo, los que incluso le presentaron al Padre Luis Martín LC, director de la sección. “Es como que Cristo hubiese encendido el fuego”, destaca.

Cuenta orgullosa que para este año cada matrimonio ya tiene sus temas para profundizar y transmitir al resto. “Esta instancia nos ha entregado una perspectiva más profunda que nos ha permitido fortalecer y ampliar nuestro matrimonio. Tiene un sentido práctico, totalmente aplicado a tu vida” enfatiza. Muestra de ello es que ahondarán, a la luz del magisterio, en “La comunicación”, “Conócete a ti mismo”, “Fe y razón”, “La centralidad en Cristo” y “La economía del hogar”, entre otros.

En Salta actualmente hay 9 equipos de matrimonios que se reúnen mensualmente y son dirigidos por el Padre Luis Martín LC.

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