Está a punto de dejar Chile, luego de tres años de práctica apostólica, en los que ha trabajado con jóvenes de Reino y adolescentes del ECYD, en Las Condes. Brasilero y enfermero de profesión, regresará a mediados de agosto a Roma, para seguir sus estudios de teología en la Regina Apostolorum.
El hermano Elton nació en una pequeña cuidad llamada São João del Rei, al interior del estado de Minas Gerais de Brasil. Conoció el Regnum Christi en 2010 mientras era seminarista diocesano. “Sentí que Dios me invitaba a vivir como religioso y en vida fraterna en comunidad. En ese momento empecé a rezar y pedir a Dios y, a mi director espiritual, una ayuda. Sentí que Dios me pedía ser su soldado, un soldado de Cristo, un legionario de Cristo”, explica.
¿Qué fue lo que le atrajo del Regnum Christi?
Lo que más me atrajo fue ver en los hermanos y sacerdotes una alegría y caridad que de verdad pensé que no existía en este mundo. Una caridad de entrega, disponibilidad, escucha y atención personal. En aquel momento realmente sentí que estaba en mi lugar.
¿Por qué tomó la decisión de entrar al seminario y llevar una vida de sacerdote legionario?
Cuando por primera vez sentí el llamado sacerdotal fue debido a la vivencia que tenía como enfermero. En mi trabajo percibía cuan agradecías eran las personas de Dios en los momentos de sufrimiento y de dificultad, además de serlo con nosotros, los enfermeros también, al vernos como un instrumento de Dios.
Con el pasar del tiempo vi que Dios me pedía cuidar de las personas, pero no solo de su cuerpo con las medicinas, sino también de sus almas. Haciendo un cuidado integral: cuerpo y alma, sentí que era un mejor instrumento de Dios.
De enfermero me invitaron a ser ministro extraordinario de la comunión en mi parroquia y esto me acercó más y más a la Eucaristía. Vivir tan cerca de Cristo vivo empezó a calentar mi corazón y hacerme querer entregar más y más.
De verdad en estas circunstancias sentí este llamado de Dios a entregarme más y más, pero no era solo un “más”, sino un “todo”, “entregar todo a Él”.
¿Cómo tomó tu familia tu decisión de ser sacerdote legionario?
Al inicio de mi proceso mis papás eran protestantes – evangélicos. Justamente por este motivo no fue fácil, porque mi mamá no querría que estuviera en el seminario. Por otro lado, mi papá, a pesar de estar viviendo en otra religión me dijo: “Si es eso lo que Dios quiere de ti, te apoyaré”. Eso me ayudó mucho a dar los primeros pasos sin tantos miedos. Pero de verdad que no fue fácil. Con el tiempo, ambos fueron conociendo también a este Dios Amor que he conocido y me ha llamado, y fueron aceptando mejor mi vocación.
Ambos se convirtieron. Es una gran gracia del amor de Dios en mi familia.
¿Qué ha significado en su vida el Regnum Christi?
Sin sombras de dudas el Regnum Christi ha sido uno de los mayores regalos de mi vida. Vivir este carisma y ser formado en él me ha ayudado a mirar el mundo con estos ojos de Cristo e intentar vivir esta caridad primera que me conquistó en el uno a uno. Mirando a los jóvenes en sus ojos, en intentar transmitir este amor de Cristo tan transformador y en regalar a ellos este tesoro que me fue confiado.
Ser Regnum Christi es vivir con este “Caritas Christi urget nos” (La caridad de Cristo nos mueve), de San Pablo. Es un constante salir al encuentro de las necesidades de la vida y buscar dejar que Dios las escuche y hable a cada persona a través de uno.
Desde su experiencia trabajando con jóvenes: ¿Cómo se llega a ellos con el mensaje de Jesús?
Primeramente, rezando por ellos. Cuando hay un querer que Dios toque sus corazones y que ellos conozcan a Cristo la mejor herramienta es rezar por ellos, con nombres, apellidos, con sus historias y sus inquietudes.
En segundo lugar, escucharlos. Estamos en un mundo donde son muy pocos los ambientes de escucha “activa”, en que de verdad se interesa por el otro, por su vida e historia. Cuando los jóvenes perciben que hay esta escucha encuentran un ambiente seguro para poder confiar, abrirse e incluso pedir consejos. Y cuando este ambiente está, tienes un camino seguro y constante en lo cual puedes acompañarlos.
¿Cómo ha sido la experiencia de vivir sus prácticas apostólicas en Chile?
Dios tiene planes mil veces mejores que los nuestros y siendo así me ha sorprendido en el buen sentido. Vivir esta experiencia en Chile con los jóvenes ha sido impactante. Más que nada he aprendido a escuchar a Dios por ellos, a dejar que el Espíritu Santo sea el protagonista de la historia y a vivir muy confiado en sus manos para poder guiarlos en el camino hacia Cristo.
Los jóvenes chilenos tienen un gran ímpetu apostólico, una sed enorme de poder ayudar al otro y de intentar responder las preguntas de sus vidas y los problemas de la mejor manera posible. Cuando uno sabe mirar estas grandes oportunidades y ayudarlos a focalizar sus respuestas de las manos del Espíritu Santo no hay quién les pueda frenar. Como dice el dicho: “es unir la comida con las ganas de comer”.
¿Qué le diría a un joven que se está planteando una vocación sacerdotal?
Usando las palabras del Papa Benedicto XVI: “No tengáis miedo de Cristo! El no quita nada, y lo da todo”. Cuando Dios llama, decide elegirte para vivir más cerca de su corazón, para que puedas escuchar mejor sus latidos y comunicar al mundo, con su manera de ser y con sus propias palabras, todo el amor que tiene por cada persona.
Cuando Dios llama, te invita a abrir las puertas de su vida y dejar que toda la sed de amor y de entrega que tienes sea colmada por Él. Es una aventura que apasiona cada día y que, a pesar de todos los desafíos, te hace querer vivirla constantemente.