Este universitario de quinto año, participó a comienzo de junio, en esta instancia que busca dar a conocer la Teología del Cuerpo (TdC) y al mismo tiempo hacerla palpable en la vida de cada uno, mediante charlas formativas, dinámicas y conversaciones grupales, todo lo anterior para conocer el amor del Padre e interiorizar las catequesis de San Juan Pablo II. Aunque no estaba muy convencido de participar, Juan Pablo cuenta que “superó todo lo que podría haber esperado y todo lo que me habían contado”.
¿Cómo te enteraste del retiro?
Conozco a varios de los que organizaron el retiro, me acuerdo cuando me contaban de este proyecto, que buscaban traer a Chile. Y pasado un tiempo, escuché a muchas personas que participaron, hablar de una manera muy especial del retiro, por lo que siempre lo tuve un poco en la cabeza. Aunque tengo que admitir que me costó dar ese paso final, para ir.
¿Qué esperabas antes de participar?
La verdad es que no esperaba nada puntual, no sabía muy bien a lo que iba. Había escuchado muy superficial sobre la teología del cuerpo. En el fondo, quise dejarme sorprender y estar atento al mensaje que Dios me quería transmitir. Y es divertido, porque aunque todos me hablaban muy bien del retiro y de la suerte que tenía de poder ir, no fui con muchas expectativas, quizás porque este último tiempo no estaba tan cercano a todo esto. Pero superó todo lo que podría haber esperado y todo lo que me habían contado.
¿Qué te pareció la experiencia?
La verdad es que no sé cómo describirla. Yios fue todo lo que necesitaba, sin saber que lo estaba buscando. Fue por algo que todo se dio como tenía que darse; incluso, dar mi testimonio en esta entrevista. Ahora bien, si le tengo que poner palabras, creo que la teología del cuerpo fue la explicación a todas esas dudas y preguntas que tenemos, pero que no nos atrevemos a enfrentar. Fue ponerle palabras y sentido a la fe y la vida en y para Dios.
¿Qué reflexión te quedó?
Qué difícil la pregunta, porque hay mucho contenido para llevarse del retiro. Pero, me quedó dando vueltas cómo explicaban desde la creación, hasta después de la muerte, dándole un sentido a todas esas “normas”, que pensamos son limitantes y que no hacen tanto sentido, pero que se entienden sólo cuando aceptamos que son por y para el hombre, y que nos ayudan a ser más plenos y felices. Es clave conocer la teología del cuerpo para entender la fe y vida en Dios.
¿Qué sabías de la teología del cuerpo?
Antes de Yios, la había escuchado un par de veces, pero lo que a uno se le viene a la cabeza es muy distinto a lo que de verdad abarca. Quizás, lo que me resonaba antes del retiro era solo una pequeña parte de lo que es la teología del cuerpo, que busca responder preguntas tan trascendentales como quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos; en definitiva, te ayuda a entender por qué el hombre y la mujer son como son y que hay detrás de todo esto.
¿Te hace sentido, entonces, lo que propone la teología del cuerpo?
Me hace mucho sentido en cuánto a la felicidad, pues es una respuesta al vacío que hay en la sociedad, que se busca llenar con placeres momentáneos y cosas materiales. La teología del cuerpo nos explica la verdadera esencia del ser y que es lo que realmente necesitamos para ser felices y plenos. Si no paramos un minuto para comprender cuál es nuestro origen, difícilmente lograremos entendernos en nuestra totalidad, y por ende, entender al otro.