Regnum Christi Chile

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Colaboradores RC: Testimonios de un año de entrega y servicio

Josefina Cruz Mcintyre y Jean Pierre Oliger, colaboradores RC
Josefina Cruz Mcintyre y Jean Pierre Oliger, colaboradores RC
Josefina Cruz Mcintyre y Jean Pierre Oliger, colaboradores RC

Josefina y Jean Pierre coinciden en que esta experiencia es un regalo de Dios. Ambos cuentan, en sus testimonios, lo mucho que recibieron y lo felices que están por lo vivido. Un factor en común es la cercanía que tuvieron con Dios en el año que entrgaron fuera de Chile, cómo los ayudó a conocerse más y la posibilidad que tuvieron de conocer a mucha gente, de servir y misionar. Advierten, eso sí, que tomar la decisión no es fácil y que lo más importante es conversar la inquietud con el director espiritual y rezarla mucho.

 

Josefina Cruz Mcintyre: “Vale 100% la pena”

¿Dónde fuiste colaboradora?

En Guadalajara Norte, México.

¿Qué te llevó a ser colaboradora?  

Sentía que Dios me quería regalar un año solo para El, para conocerlo más y convertirme en Su testimonio de manera más viva. Por otra parte, sabía que un año fuera de tu ambiente, te hace madurar muchísimo.

¿Qué es lo que más valoras de tu año o cómo lo resumirías?  

Para mí, fue un regalo de Dios, en el que El me desordenó y ordenó de una manera increíble. Me conocí tal como El me conoce. También, valoro muchísimo haber conocido más a la Virgen y que se haya hecho muy presente. Y, por último, siento que Dios me acompañó mucho a través de la gente, tanto de mi comunidad de consagradas como de mi apostolado.

Dicen que ser colaborador es una universidad para la vida. Ahora que estas de vuelta, ¿qué cosas de las que aprendiste te han ayudado a reincorporarte en tu vida ordinaria?  

Me ordené mucho, sé lo que quiero y lo que no quiero, a la gente que quiero en mi vida y a la que no. Me proyecto muchísimo más, porque durante este año Dios marcó mucho la línea. También aprendí a trabajar con gente muy diversa en diferentes áreas. Algo que me ha ayudado ahora que volví es entender que, igual que cuando llegué a México, adaptarse es un proceso y si pasaron muchas cosas, entonces me lo tengo que tomar con calma y Dios se encarga.

¿Cuáles son los temores más típicos y cómo lograste vencerlos?   

Salir de la realidad que uno vive y darse cuenta que las cosas siguen pasando, siguen su curso. Yo juraba que iba a volver sin donde “caer”. Obviamente, uno se desconecta y te enfocas en donde tienes que estar y eso es lo que hay que hacer, sino terminas disfrutando muy poco.  Las cosas van a seguir pasando y que rico tener el regalo de mirar desde fuera tu realidad y replantearte algunas cosas, usar ese tiempo para volver a moldearte y abrirte a conocer otras realidades y otras personas que tienen muchísimo que entregarte.

¿Por qué vale la pena ser colaboradora? ¿Qué le dirías a alguien que se lo está planteando?

Vale 100% la pena, porque es una experiencia desafiante y enriquecedora. Le diría que por algo Dios puso esa inquietud en su corazón, y que lo vea en dirección espiritual. Lo importante es saber por qué motivo se quiere ir, porque teniendo eso claro, sale todo mucho más fácil. Si es de Dios, va a salir, que confíe.

 

Jean Pierre Oliger: “Un REGALO es la mejor palabra para describirlo”

¿Dónde fuiste colaborador? 

En el Everest y ECyD de Madrid, España.

¿Qué te llevó a ser colaborador?  

Fue un discernimiento muy acompañado. Mi mamá fue colaboradora estando en la universidad y yo fui colaborador ECyD un verano en México. El RCsiempre ha sido muy parte de mi vida e identidad. Al terminar el colegio no sabía que quería estudiar o hacer y sentí que necesitaba un tiempo para mí, para reflexionar, rezar, conocerme y explorar, entender qué quiere Dios de mí y para mi vida. ¡Qué mejor que un año para dedicarlo a Dios, el RC y la misión!

¿Qué es lo que más valoras de tu año o cómo lo resumirías?  

Difícil resumir un año en pocas palabras y fotos…, pero un REGALO es la mejor palabra para describirlo. ”Noverim Te, noverim me”, conocerte, conocerme. Un año para aprender, crecer, conocer, amar, vivir y servir de la mano de Cristo, con y para Él.  Regresé a Chile con un corazón lleno, lleno de experiencias, amigos, lugares, recuerdos, pero sobre todo, lleno del amor de Cristo…porque amó y fue amado por muchos.

Dicen que ser colaborador es una universidad para la vida. Ahora que estás de vuelta, ¿qué cosas de las que aprendiste te han ayudado a reincorporarte en tu vida ordinaria?  

Buena pregunta, no sé si mi vida es el mejor ejemplo, sigo bastante perdido e indeciso por la vida, pero si algo aprendí, es que Dios no se deja ganar en generosidad sobre todo con quienes están dispuestos a darse. Y, en segundo lugar, que Él quiere para ti lo mejor, así que confía y abandónate en su plan, déjate sorprender por Dios, Él no decepciona.

¿Por qué vale la pena ser colaboradora? ¿Qué le dirías a alguien que se lo está planteando?

Primero, que se pregunte a qué lo llama Dios, récenlo mucho, convérsenlo con su director espiritual. Y si Dios lo quiere, ¡atrévete! Aunque te advierto, una vez colaborador, la misión qué comiences se volverá parte de ti, ser testimonio vivo, apóstol de Jesús y del RC. Una de las cosas que descubrí es que no necesitas salir de tu país para empezar a vivir ese llamado, yo digo Sí, Él dice CÓMO.

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