Delia Cornejo fue la primera directora del colegio Instituto de Humanidades Santísima Trinidad, cargo que dejó a fines de 2019. Hoy vuelve como abuela a la presentaciones de su nieto que está en pre escolar. ”Fui instrumento y espero haber estado a la altura de lo que Él me pedía”, comenta.
Delia Cornejo, casada hace 34 años y madre de cuatro adultos (entre 33 y 23 años) y abuela de dos nietos, es parte importante de la historia del Regnum Christi en Salta. Fue fundadora del Instituto de Humanidades Santísima Trinidad por 15 años. Llegó al proyecto porque una de sus mayores preocupaciones, al ser mamá, era la educación que le daría a sus propios hijos. Al nacer sus mellizos, luego de haber perdido a un tercer hijo y haber rezado mucho para que Dios iluminara su elección, recibió la llamada de Mercedes Quintana para levantar juntas un establecimiento educacional. “Sabíamos que tenía que ser católico, apostólico y romano, que tuviese latín y griego además de un inglés intenso”, detalla. Mientras trabajaban una propuesta las conectaron con los Legionarios de Cristo. “Me enamoré de su proyecto”, confiesa Delia.
Pese a que nunca le había gustado formar parte de ningún grupo católico y le ofrecieron muchas veces participar en más de uno, siempre dijo que no hasta que conoció al Regnum Christi. “Me hicieron sentir parte de una familia”. Con esa convicción es que finalmente asumió como directora general y el colegio abrió sus puertas con 74 alumnos. A mediados de ese primer año viajó a Chile a capacitarse y conocer más en profundidad la labor educativa. “Ahí dije por acá es el camino y me puse en manos de Dios”.
Hoy, al mirar hacia atrás, comenta que la experiencia fue maravillosa ya que nunca estuvo sola. “Siempre estuvo el Regnum Christi conmigo”. Al año de haber comenzado a funcionar el colegio pidió ser miembro del Regnum Christi, pero para su sorpresa le dijeron que no, que esperara un tiempo. “Ahí dije es aquí donde tengo que estar porque nadie me estaba pidiendo que formase parte de él, sino al contrario que me tomara mi tiempo para que viera si era lo que yo quería”.
Lleva 17 años como miembro del Regnum Christi donde afirma “estar feliz”. Destaca que en estos años ha aprendido muchísimo. “Me enseñaron a mirar a las otras personas con muchísimo más amor que el que yo daba”. A su juicio, una de las grandes riquezas del RC es el no juzgar y ver siempre lo bueno en el otro. “Me siento una verdadera hija de Cristo. Muy querida por María, Jesús y por los hijos predilectos de la Virgen que son los sacerdotes”, puntualiza.