Durante marzo se realizó la séptima versión de este retiro de impacto para universitarios que congregó a 80 personas. “En pocas palabras fue una instancia de autorrealización, plenitud, amor y resurrección”, comenta Pascuala.
Pascuala, tercer año de Derecho en la PUC, participó de Search motivada por unas fotos que vio, en un centro misión. Preguntó a una amiga de qué se trataba, y la explicación que le dio fue suficiente para inquietarse y llamarle la atención. En enero de este año vio que estaban abiertas las inscripciones, volvió a pedir referencias y le dijeron “tienes que ir no te vas a arrepentir”.
¿Por qué decidiste participar en Search?
Tenía ganas de tener un fin de semana de reflexión, autoconocimiento y quizás un encuentro con Dios. Tenía una voz en mi cabeza que me decía que ir a Search me iba a hacer bien ir, y, entonces, decidí inscribirme.
¿Con qué expectativas ibas?
Antes de partir a Search pensé mucho en qué me esperaba de ese fin de semana. La respuesta era clara: yo estaba muy expectante, y quería que Search fuese una experiencia transformadora. Sentía que estaba en el momento perfecto para enfrentarme a una pausa llena de crecimiento personal y autoconocimiento. Quería que Search marcase un antes y un después en mi vida, y tenía muchas ganas de sorprenderme, emocionarme y sentir; quería vivir la experiencia con vulnerabilidad.
¿Qué fue lo que más te marcó?
Lo que más me marcó fue la intensidad con la que viví el retiro. Jamás me imaginé que iba a ser capaz de alcanzar tal nivel de emoción, sensibilidad y amor en mi vida. Esa intensidad me permitió vivir cada emoción a flor de piel, me hizo pensar y reflexionar, pero por, sobre todo, me hizo confiar con los ojos cerrados, abrir mi corazón y entregarme sin siquiera dudarlo. Search me llevó a encontrarme conmigo misma y con Dios. En pocas palabras fue una instancia de autorrealización, plenitud, amor y resurrección.
¿Con qué mensaje o reflexión te quedas de esta experiencia?
Search me dejó muchos aprendizajes y reflexiones, pero la que más rescato es que si uno busca a Dios con el corazón y el alma, sin duda lo va a encontrar. Para esto hay que confiar; confiar en uno mismo, en los demás y, sobre todo, en el plan de Dios. Hay que entregarse, y así es cómo uno va a encontrar el amor más pleno que existe: el amor de Dios.